De acuerdo con la fuente, la cifra implica un 80 por ciento por encima de los conciudadanos devueltos desde el país norteño en 2020.
El incremento en las devoluciones de ecuatorianos se evidencia en el Aeropuerto Internacional José Joaquín Olmedo, en la ciudad de Guayaquil, que recibe semanalmente, desde principio de septiembre, cuatro vuelos con ecuatorianos expulsados de territorio estadounidense.
Por su parte medios de prensa confirman que el número de deportados mensualmente supera los 440.
La mayoría de esos repatriados tuvieron ingresos ilegales, tras largos recorridos en busca de llegar a Estados Unidos para mejorar económicamente.
El incremento de ese fenómeno fue ratificado no solo por el Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana, sino también por el presidente de la república, Guillermo Lasso.
Justamente, ese fue uno de los temas que abordó el mandatario en la reciente cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y en la Asamblea general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Según explicó en esas citas, la migración forzada es una tragedia, un mecanismo utilizado para garantizar supervivencia.
En ese contexto, reconoció que Ecuador vuelve a vivir un período en el cual las carencias y la contracción económica nacional, agudizadas por la pandemia de la Covid-19, llevaron a muchos ciudadanos a optar por las salidas ilegales.
A su juicio, la integración económica de la región y la colaboración entre los países de la ONU podría ayudar a disminuir esa tendencia.
En el 2000 Ecuador vivió una etapa de éxodo de cerca de dos millones de personas, como resultado del llamado Feriado Bancario, cuando el Gobierno nacional congeló las cuentas de cientos de miles de personas y posteriormente dolarizó el país.
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