En un emotivo conversatorio en la Casa de América de Madrid, distintas personalidades usaron de la palabra, entre ellos, el expresidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, y el secretario de Derechos Humanos de Argentina, Horacio Pietragalla.
Luego de la bienvenida de Enrique Ojeda, director del centro y exembajador en Chile, quien recordó las fuertes vivencias en Sudamérica por el legado nefasto de las dictaduras, Pietragalla se refirió a la relevancia de la memoria.
Desde Buenos Aires, en formato de videoconferencia, señaló que todavía hoy resulta espeluznante percatarse que en pleno corazón de la capital rioplatense existieron sitios donde se aplicaba el terror a los prisioneros.
Saludó con efusividad al embajador de Argentina en España, Ricardo Alfonsín, hijo del fallecido presidente Raúl Alfonsín, a quien calificó de precursor, ‘de haber dado el puntapié inicial para acabar con la impunidad y recuperar la memoria’.
También, habló de las valerosas Madres y Abuelas Plaza de Mayo y de todas las personas que han sido capaces de mantener su lucha en el tiempo, por la verdad y la justicia, y con especial reconocimiento al papel de Néstor Kirchner en este delicado asunto.
Rodríguez Zapatero, de forma presencial en la Casa de América, destacó que el mundo le debe a Argentina una parte de la recuperación de la memoria, de la dignidad y de la justicia, en particular al desaparecido presidente Kirchner.
‘Asimismo, quiero aprovechar para rendir tributo a Latinoamérica por todo lo que nos ha aportado a los españoles y al ejemplo que nos dan en el más amplio respeto, amor y entrega en la batalla por visibilizar un pasado nefasto pero histórico’, comentó.
España tiene que aprender de Latinoamérica y, por suerte, abrigo la esperanza de la labor encabezada por Fernando Martínez López, secretario de Estado de Memoria Democrática, en adelantar una ley que hará mejor a nuestro país, subrayó Rodríguez Zapatero.
A continuación, se escuchó el desgarrador testimonio de Graciela Lois, Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, quien contó que adoptó el apellido de su esposo (desaparecido en 1976) para que no se olvidara nunca.
Agradeció a Enrique Santiago, líder de Izquierda Unida, y al juez Baltazar Garzón, por haberla ayudado a dar continuidad a un proceso que ‘no deberá terminar nunca, porque si llegáramos a saber del paradero final de nuestros familiares, la memoria no puede quedar ahí’.
En el encuentro se dieron otras importantes intervenciones de Alejandra Naftal, directora ejecutiva del Museo Sitio de Memoria ESMA, que fue la Escuela de Mecánica de la Armada, convertido en centro clandestino de tortura y exterminio.
Además, Pablo Gentili, coordinador de la Escuela de Estudios Latinoamericanos y Globales de Argentina, y el embajador Alfonsín, para remarcar, igualmente, como muchos de los prisioneros fueron lanzados amarrados al mar después de torturarlos.
Los embajadores Encargados de Negocios de Venezuela, Mauricio Rodríguez, y de Cuba, Eumelio Caballero, asistieron a la actividad.
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