Datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) corroboraron que de los más de cuatro mil millones de personas que todavía no tienen acceso a ninguna ayuda o asistencia a nivel mundial, el 77,5 por ciento está por encima de la edad de jubilación.
Sobre esa base además de las pensiones, es esencial mejorar el acceso a unos cuidados de larga duración adecuados para satisfacer las necesidades de los mayores, ya que se prevé que ese sector poblacional con más de 70 años aumente hasta el 10 por ciento de la población mundial en 2050.
Especialistas de la OIT señalaron en el Informe Mundial sobre la Protección Social 2020-2022 que ese respaldo es fundamental para garantizar el bienestar, la dignidad y los derechos de los adultos mayores, así como para apoyar a sus familias.
Afirmaron que la pandemia de la Covid-19 reveló y exacerbó la disparidad entre los países de altos y de bajos ingresos en materia de protección y seguridad social, gastos que en pensiones y otras prestaciones representa el siete por ciento del producto interno bruto global, con grandes variaciones entre regiones.
El documento de la OIT significó que establecer la protección social universal y hacer realidad el derecho humano a la seguridad social para todos es la piedra angular de un enfoque centrado en las personas para alcanzar justicia social.
Con ello se contribuye a la prevención de la pobreza y a la contención de las desigualdades, a la mejora de las capacidades humanas y de la productividad, al fomento de la dignidad, la solidaridad y la equidad, y a la revitalización del contrato social, precisó esa agencia de Naciones Unidas.
La protección social incluye el acceso a la atención médica y a la seguridad del ingreso, en particular para las personas de edad, en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, accidente en el trabajo, maternidad o pérdida del principal generador de ingresos de la familia, así como para las familias con hijos.
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