Enfrentar esos gastos ‘durante el período de posconflicto sería para Estados Unidos y sus aliados una buena oportunidad de paliar los efectos de su presencia en Afganistán’, expresó el jefe del Departamento de Asia del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia a la agencia de noticias Sputnik.
Opinó que esos países son responsables de lo que ocurrió en Afganistán en estas últimas dos décadas y subrayó que el nivel de los crímenes de guerra cometidos durante ese período ‘aún no se ha entendido ni se han sacado las conclusiones pertinentes’.
Los talibanes tomaron el poder en Afganistán a mediados de agosto luego de dos décadas de intervención militar estadounidense y de las fuerzas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Con la llegada del grupo islamista a Kabul, varios Estados y organismos internacionales le cortaron sus programas de asistencia a Afganistán, vitales para su sobrevivencia.
El pasado año, esa ayuda representó el 43 por ciento del Producto Interno Bruto de la nación islámica.
Por su parte, Washington mantiene embargados unos nueve mil 500 millones de dólares en activos pertenecientes al Banco Central del país centroasiático.
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