Pocos esperaban, en realidad, que España accediera a la final de la Liga de las Naciones de Fútbol, pero tampoco que su rival fuera Francia después de perder 0-2 el primer tiempo contra Bélgica.
Dos goles lapidarios de Ferrán Torres en el primer tiempo y la expulsión del veterano defensa Leonardo Bonucci bastaron para que la Roja doblegara al reciente monarca de la Eurocopa, Italia, nada menos que en sus predios.
Al final el marcador fue de 2-1, si bien es cierto que fueron pocos los momentos en que la joven y caprichosa escuadra del entrenador Luis Enrique Martínez manejó con astucia la superioridad numérica y las claves del duelo.
Un seleccionado poco entendible para los medios locales y también en opinión de medios internacionales, en el cual el técnico se apoya en la eficacia de sus veteranos Busquets, Koke y Azpilicueta para la contención y la creatividad, y en el impulso de la nueva pléyade.
Unai Simón, un arquero bastante seguro, los buenos desbordes de Miqel Ozaryázabal, las prestaciones del mediocampista Pablo Sarabia y el cierre de Pau Torres con los desbordes de otro zaguero, Marcos Alonso.
Lo demás, como la cuestionada titular del mozalbete Gavi, sin experiencia alguna prácticamente ni siquiera en LaLiga, son pinceladas del preparador en ir a la contraria siempre y despreciar a los jugadores del Real Madrid.
Sin embargo, inmerso en su propia guerra, Luis Enrique salvó el dificilísimo escollo que era Italia y ahora no tiene más que apostar a la sorpresa contra Francia.
Algo, de todas formas, que a primera vista se ve bastante improbable. Les Bleus le dieron la vuelta a un duelo contra el alegre juego de Bélgica que les había dado un repaso en el tiempo inicial.
Los goles de Carrasco y en especial de alto vuelo de Lukaku se agigantaban apenas arrancar el complementario. Pero la artillería francesa que había fallado anteriormente, se creció.
El disparo efectivo de la esperanza lo puso Benzema después de recibir pase en el área de Mbappé. Entre cuatro rivales, remate cruzado para batir a Courtois.
Luego Mbappé de penal, para resarcirse de la pena que arrastraba tras haber errado en la tanda crucial contra Suiza en la Eurocopa. El 2-2 cambiaba las cosas.
Vendría el gol anulado a Lukaku en las postrimerías por fuera de juego milimétrico, y poco después, la aparición del héroe más inesperado, Theo Hernández, con un cañonazo a balón suelto cerca del área a los 90 minutos.
Así, mirando las actuaciones y esa impresionante plantilla de Francia, que si bien impacta no enamora, se arropa con todo el favoritismo para el domingo. Igual hay que dejar un resquicio a los españoles y su tradicional garra.
jha/ft
