La puesta en escena, aclamada en los espacios culturales de Madrid, involucra a la dramaturga argentina radicada en la nación ibérica Carolina Román y a los primeros actores Nacho Guerreros y Kike Guaza, reconocidos protagonistas de piezas teatrales en Iberoamérica.
La presentación, centrada en las décadas de 1960 y 1970, plantea interrogantes como: ¿Qué sucedió con aquellas personas silenciadas respecto a su orientación sexual en la España franquista? ¿Dónde están los artistas invisibilizados en esa etapa? ¿Su destino era la represión, la muerte o el olvido?
Para su conformación, la autora y directora del montaje investigó el mundo trans con la ayuda del Equipo Centro de Madrid y, de la mano de representantes de ese grupo social, conoció testimonios como niñez afectada por el bullying, la toma de conciencia, el deseo de ser mujer, la evolución y el enfrentamiento al mundo.
De acuerdo con Román prefirió colocar en la palestra voces pertenecientes a otras épocas en las cuales resultaba aún más difícil ‘asumirse, mostrarse y ser’ y, de ahí, surgió una reflexión colectiva sobre la identidad sexual en una etapa de transformaciones sociales.
A su juicio, expone una historia de incomprensión, autoaceptación y vida que la crítica especializada considera como un trabajo de ‘intensidad milimétrica, emocionante, duro, sensible y de ánimo reivindicativo’, con la participación, entre otros, de Alessio Meloni, en el diseño de escenografía.
El público asistente evidenciará el cambio progresivo de Mario (Nacho Guerreros), sus dudas y anhelos, infancia, la dinámica de su hogar, las peculiaridades de su pueblo y un entorno en blanco y negro definitivo en la invisibilidad de su identidad sexual y de género.
Ambos actores construyen episodios de ficción, aderezados además por historias y relatos de personas reales, por lo cual la pieza mereció premios en numerosos certámenes y categorías del teatro español durante los años 2018 y 2019 como el lauro a mejor espectáculo.
acl/dgh