El texto con el nombre ‘De la contaminación a la solución: una evaluación global de la basura marina y la contaminación por plásticos’, indica que en 2015 los plásticos estuvieron relacionados con la producción de 1,7 gigatoneladas de dióxido de carbono (CO2) y en 2050 la cifra aumentará a unas 6,5 gigatoneladas.
Los expertos señalan que los plásticos son la fracción más grande, dañina y persistente de los desechos marinos, y representan al menos el 85 por ciento del total de desechos marinos.
Esta evaluación examina la magnitud y la gravedad de la basura marina y la contaminación plástica, además de que revisa las soluciones y acciones existentes.
Por otro lado, demuestra que existe una amenaza creciente de la basura en esos ecosistemas y la contaminación plástica desde la fuente hasta el mar.
Asimismo, proporciona una actualización completa de la investigación actual con respecto a los impactos directos en la vida marina, los riesgos que se plantean a la salud humana, así como los costos sociales y económicos.
Los autores rechazan la posibilidad de que el reciclaje sea una salida al problema y advierten sobre alternativas dañinas como los plásticos biodegradables.
Para reducir los residuos, sugieren acelerar la transición hacia las energías renovables, eliminar subsidios y adoptar enfoques circulares.
Recientemente fue publicado otro estudio del Centro Helénico de Investigación Marina de Grecia que probaba la existencia de más de tres mil 760 toneladas flotantes actualmente en aguas del mar Mediterráneo.
De acuerdo con el modelo desarrollado por esa institución para rastrear las rutas y el destino de los desechos plásticos de fuentes terrestres, el total cada año de elementos así que ingresa al Mediterráneo es de aproximadamente 17 mil 600 toneladas.
La indagación, basada en una simulación durante el período 2010-2017, rastreó plásticos de fuentes terrestres como ríos y ciudades costeras y teniendo en cuenta importantes procesos de dispersión como hundimiento, mezcla vertical / horizontal, viento y corrientes.
El modelo también describió la bioincrustación –hecho que ocurre cuando microorganismos como las algas se acumulan en objetos flotantes y sumergidos- como un mecanismo potencial para la eliminación de microplásticos de la superficie del agua del mar.
Sin embargo, los macroplásticos, como las bolsas de plástico y la espuma de poliestireno, pueden flotar alrededor durante períodos de tiempo más largos y viajar largas distancias desde sus fuentes, refiere el estudio.
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