Según el autor de varios libros sobre las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, los llamados a salir a las calles en el país caribeño el 15 de noviembre son continuidad de los disturbios ocurridos en julio, porque quienes convocan ahora también participaron en aquellos hechos.
En un artículo publicado en el sitio The Canada Files, dedicado al análisis de temas de política internacional, el escritor explica las razones por las que las protestas son ilegales desde el punto de vista jurídico, ya que ignoran los límites de los derechos constitucionales.
Según August, los medios de comunicación que representan los intereses de esos a quienes les negaron el permiso a manifestarse, invocan declaraciones farisaicas, pues para ellos la salvaguardia del socialismo no debería ser una condición previa para la protesta.
El autor compara la legislación cubana con la estadounidense y comenta que aunque en la Carta Magna del país norteño no hay referencia explícita a la protección del sistema capitalista, sí habla de ‘garantizar la tranquilidad nacional’.
¿Significa esto último que nada puede alterar o desafiar el statu quo capitalista?, se pregunta August, quien a continuación aseguró que la historia de Estados Unidos está basada en la represión a los levantamientos de indígenas, afroamericanos, trabajadores y jóvenes contra el capitalismo y el imperialismo.
Si quisiéramos extrapolar ‘tranquilidad doméstica’ al derecho del capitalismo a funcionar en paz, la conclusión sería inevitable: en la práctica, para la élite estadounidense supremacista blanca, la libertad de expresión y el derecho de reunión son tolerados mientras no se desafíe el statu quo capitalista-imperialista, afirmó el intelectual canadiense.
El gobierno cubano subrayó el carácter subversivo y la alineación con los intereses de Estados Unidos de esos llamados a manifestarse que violan los artículos cuatro y 45 de la Constitución, refrendada en 2019 por más del 86 por ciento de los ciudadanos.
El canciller cubano, Buno Rodríguez, denunció la estrategia multidimensional de Washington contra la isla, que incluye la presión económica y el financiamiento a quienes apoyan su agenda desestabilizadora.
De hecho, desde sectores de la ultraderecha cubanoamericana asentada en Florida hasta representantes gubernamentales de Estados Unidos manifestaron su apoyo a esas acciones y reiteraron el deseo de que estas provoquen un cambio de régimen en el país.
npg/avr