Colores, grafitos, monedas, sueños, esbozos, pueden verse en esa herramienta esencial para el pintor, colgada en la pared de su taller, cuidada con celo, con nostalgia y sobre todo con infinito amor.
Amor con el que sigue vinculado a su patria, a sus hijos, a instituciones culturales de la isla, de las cuales es miembro, y a las raíces y la historia.
En entrevista con Prensa Latina, el maestro comentó que prepara una nueva exposición, la cual abrirá al público el 10 de noviembre en la galería Estudio 74, localizada en el barrio San Felipe, calificado como Distrito Artístico de Bogotá
“Esta exposición que pienso titular Emigración o Éxodo está relacionada con las salidas de mucha gente de sus países y, aunque es un fenómeno que surgió desde la comunidad primitiva, desgraciadamente en la actualidad es masivo y trae muchos problemas, en el peor de los casos, la muerte”, dijo.
Otra de las problemáticas es que quienes emigran tienen que adaptarse a una cultura, idiosincrasia y forma de vida nuevas, añadió.
“Dentro de la exposición que preparo desde hace unos cuatro meses, utilizo técnicas mixtas, no solo óleo sobre lienzo, sino otros materiales, incluso reciclables como el cartón corrugado, el papel craft, pintura al pastel, carboncillo, y otras”, puntualizó.
Aseguró que hace años trabaja el tema de la emigración, a la cual le da mucha importancia porque le tocó de cerca.
“Aunque, recalcó, no me siento como un emigrante de Cuba, simplemente estoy haciendo mi obra fuera de mi país, pero es fuerte cuando uno sale de su tierra y debe adaptarse a otro sistema”, indicó.
Detalló que en esta exposición utiliza mucho los tonos azules por el color del mar, a veces convulso, agreste, por sus profundidades que entraña peligros pare el migrante.
Acerca del medioambiente, señaló que es otro tema al que recurre con mucha frecuencia, al que viene una y otra vez. En su opinión “si la humanidad no lo concientiza pasará que nuestros hijos, nietos, quizás no puedan conocer el paraíso que todavía podemos preservar”.
“Considero que estoy haciendo un aporte. Sabemos que el arte ayuda a cambiar un poco la sociedad, las modas, conceptos estéticos y de esta forma soy partícipe, uno más dentro de este medio para ayudar a cuidar de algún modo el mundo natural que nos rodea”, afirmó Martínez.
LA CREACIÓN
Para Martínez, en la obra de un creador el punto de partida, es decir cómo nace, resulta la parte más compleja, la que mayor tiempo lleva de análisis, «porque es necesario comprender que no es solo para uno, sino también para un público, un crítico, porque cuando ya sale del espacio, del entorno, del estudio del artista, ya deja de ser de él». “A veces veo un noticiero, una película de arte, un documental y se me ocurren las ideas, hago anotaciones y luego viene el proceso de llevar visualmente esa idea conceptual”, detalló.
Durante este año de la pandemia de la Covid-19 aprovechó para hacer cerámica y dentro de la exposición sobre el éxodo también cuenta con algunas piezas de este material y otras esculturas en vidrio y madera, porque quiere relacionar varias técnicas donde también estén obras tridimensionales.
“Próximamente cumplo 50 años de vida artística y estoy como el primer año en que me gradué, con el mismo entusiasmo, la misma idea, estudio igual, no me creo que lo hago es lo mejor ni pienso que mi obra va a quedar para la posteridad”, manifestó.
Mi interés es que cada pieza que haga sea mejor que la anterior, enfatizó Silvio quien nació en Pinar del Río, al oeste de La Habana, Cuba, y se graduó en 1973 de Diseño Gráfico en la escuela Alfredo López.
También estudió Artes Plásticas en la Escuela Nacional de Arte, carrera que incluía dibujo, grabado, escultura, una formación integral, muy completa, explicó. “De ahí que mi obra pictórica tenga mucha influencia del diseño y la fotografía, por lo que muchas veces dispongo el escenario y hago fotos para preparar mi futura pintura”.
Precisamente la mayor parte de sus premios nacionales e internacionales recaen en obras de diseño.
No obstante, acaba de recibir un lauro en la primera edición del Premio Menduina Schneider Art Gallery (2021), organizado por la galería homónima, especializada en arte latinoamericano y con sede en la ciudad de Los Ángeles (California, Estados Unidos).
Este premio que tuvo como característica la virtualidad en el contexto de la pandemia, le causó mucho regocijo porque se trató de un certamen donde participaron unos 60 destacados creadores, expresó a Prensa Latina.
RECUERDOS
Martínez ha expuesto en Panamá, Chile, Colombia, Canadá, Brasil, Estados Unidos, Polonia, la antigua Unión Soviética y en países de África.
Algunas de sus obras se exhiben en el Museo Nacional de Bellas Artes, Cuba; Galería Hator-Gijón, España; Eduardo Amarato Neto-Galería Lisboa, Portugal, entre otros reconocidos lugares.
En África, por medio del Consejo de Estado de la República de Cuba, estuvo durante un año impartiendo conocimientos de diseño gráfico en Mozambique, casi recién graduado, recordó.
“Allí tuve la posibilidad de conocer al presidente Samora Machel (1975-1986), quien me solicitó hacer algunos cambios en el diseño de la bandera de Mozambique, país que hacía dos años se había liberado del colonialismo”, narró.
También, cuando el XI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes celebrado en Cuba en 1978, Martínez trabajaba en el equipo de diseño del departamento ideológico de la Unión de Jóvenes Comunistas a nivel nacional.
Para esa cita del orbe, se hizo un concurso en el país caribeño y fue seleccionada la flor del festival con la palma real, árbol nacional de Cuba, que él diseñó, otra experiencia a pocos años de su graduación.
Hace 15 años, una exposición solicitada por un empresario y un amor hicieron que hoy el reconocido creador viva en Colombia.
Casualmente en aquella muestra, la cual duraría un mes -se prolongó por tres más-, conoció a su esposa actual, Martha Díaz Vélez, una de sus principales críticas en estos momentos, con quien lleva 14 años de casado.
Su esposa lo impulsó a crear Casa Arte Estudio, un taller para ofrecer conocimientos de pintura y diseño a la comunidad de su barrio en Bogotá, donde, dijo, también aprende de cada alumno.
Hoy, su casa en la capital colombiana descubre al pintor, al diseñador, al ceramista, en un misticismo de arte, sencillez, delicadeza, cubanía y colombianidad, una mezcla que, sin duda, como en la paleta colgada en la pared, recoge gran parte de la historia de un artista necesario para entender el arte de estos tiempos.
arb/otf
(*) Corresponsal de Prensa Latina en Colombia