El portavoz talibán, Bilal Karimi, dijo que cinco miembros del ISIS-K perecieron en el asalto, reflejó la agencia de noticias afgana The Khaama Press.
La Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán condenó el hecho y calificó el asesinato de civiles como una violación de los derechos humanos y del derecho internacional.
Este martes, ISIS-K atentó contra el nosocomio capitalino con saldo de al menos 22 personas muertas y 50 heridas.
El ataque fue iniciado por un terrorista suicida en una motocicleta, que se inmoló en la entrada del centro hospitalario.
Un dirigente talibán indicó que ocurrió una explosión en la puerta del hospital y otra más en los alrededores, ambas seguidas por disparos.
Se trata del más reciente acto terrorista en Afganistán desde la llegada del Talibán al poder a mediados de agosto, y desde entonces se enfrentan con los integrantes del ISIS-K.
Los fundamentalistas radicales islámicos conquistaron el país mientras Estados Unidos y sus aliados de la OTAN sacaron precipitadamente sus tropas tras 20 años de ocupación, más de dos billones de dólares en gastos militares y miles de civiles muertos.
El grupo armado domina una nación más empobrecida que hace dos décadas, con cinco millones de desplazados internos y la mayoría de la población al borde de la hambruna.
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