Los demócratas de la Cámara Baja lograron la victoria largamente buscada a última hora del viernes al tiempo que avanzaban en un paquete de gasto social aún mayor.
Ambas iniciativas, que pasaron por interminables negociaciones en el Capitolio, pusieron a flote las grandes divisiones dentro del partido azul, algo que contribuyó a desinflar la posición pública de Biden.
La votación final de anoche fue de 228 votos a favor, 13 republicanos rompieron filas al unirse a la propuesta y seis demócratas se desmarcaron en contra.
Aún queda pendiente en el programa de la Cámara Baja el siguiente proyecto de ley sobre gasto social de 1,75 billones de dólares que los demócratas definen como “de infraestructura humana”.
El gobernante elogió la acción, calificando la aprobación del proyecto de ley como «un paso adelante monumental» y subrayó que esperaba «firmar ambos proyectos de ley» (en referencia también al de gasto social).
Medios de prensa auguraban que el informe sobre el empleo, divulgados la víspera serían como un salvavidas para Biden, quien atraviesa por uno de los momentos más débiles desde que asumió la presidencia el pasado 20 de enero.
El reporte de octubre arrojó 531 mil nuevos puestos de trabajo ese mes, y una tasa de desempleo de 4,6 ciento, el nivel más bajo de la era de la pandemia de Covid-19.
Para los analistas, este impulso ayudaría a los demócratas a aprobar el plan de infraestructuras que todavía navegaba en las turbulentas aguas del Congreso.
Ahora mueven las fichas del paquete más amplio Build Back Better (Reconstruir mejor) que, aunque reducido de su monto inicial a 1,75 billones de dólares, constituye el principal empeño legislativo de la agenda económica de Biden.
Para los propios expertos, el informe divulgado ayer, marca un punto de inflexión después de dos meses de mínimas ganancias laborales, ralentizadas por el aumento de casos de Covid-19, asociado a la propagación de la variante delta del coronavirus SARS-CoV-2 en el país y el mundo.
Pero comentarios periodísticos reseñaron que, si bien los datos de empleo son favorables, llegaron demasiado tarde para ayudar a Terry McAuliffe en Virginia, quien perdió en una reñida elección para gobernador el martes frente Glenn Youngkin, primer republicano en obtener un cargo estatal desde 2009.
La derrota de McAuliffe en un estado que Biden se llevó por dos dígitos el año pasado puso de manifiesto los enormes desafíos que los demócratas enfrentarán en los comicios de medio término de 2022, cuando intentarán mantener el control de la Cámara de Representantes y el Senado.
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