Una nota remitida a Prensa Latina precisó que Dora desapareció físicamente, pero dejó su ejemplo en la historia del movimiento femenino mundial.
Ella sobresalió por su compromiso con la formación de las nuevas generaciones y su aporte al fortalecimiento de la amistad y la unidad entre las mujeres latinoamericanas y del mundo.
Carcaño comenzó su vida política al unirse a la Unión de la Juventud Socialista, y luego al Partido Socialista Popular de Cuba.
En 1959 se incorporó a las Milicias Nacionales Revolucionarios y en 1960 fue una de las fundadoras de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) junto a su presidenta Vilma Espín.
Fue electa en 1967, secretaria General de la FMC, cargo que ocupó hasta 1990, lapso en el cual contribuyó a perfilar y concretar planes políticos, sociales y jurídicos que variaron el futuro del sector femenino en la nación caribeña.
En 1990, pasó a ser coordinadora de la Oficina Regional para América Latina y el Caribe en la FDIM, un importante baluarte en la batalla por el regreso del niño Elián y la liberación de los cinco héroes cubanos.
También alzó su voz en defensa de las causas del pueblo de Palestina y de los países árabes contra el sionismo israelí y en favor de los pueblos del mundo del sur en numerosos foros internacionales.
lb/arc