Mediante una carta pública dirigida a la comunidad artística y la prensa internacionales, así como a los artistas cubanos y los pueblos del mundo, el organismo repudió la más reciente intentona desestabilizadora contra la Revolución cubana orquestada por el gobierno de Estados Unidos.
La REDH surgió en 2003 por iniciativa de destacados intelectuales mexicanos y cubanos, y su intención quedó expresada en el llamamiento “A la conciencia del mundo”, leído por el intelectual mexicano Pablo González Casanova el 1 de mayo del propio año en la Plaza de la Revolución, en La Habana.
En su comunicado de hoy, la red denunció que a los métodos históricos empleados con ese fin por ese país, como las agencias de inteligencia, asociaciones y fundaciones contrarrevolucionarias financiadas por el Departamento de Estado, se ha sumado ahora el empleo de artistas patrocinados con fines injerencistas y golpistas.
“La utilización de artistas patrocinados y la manipulación sobre el quehacer del arte y la cultura con fines golpistas y neocolonialistas son una práctica vieja y constante de los organismos de inteligencia estadounidenses contra los pueblos libres y soberanos del mundo”, expresó la REDH.
Hoy en el caso de Cuba, desde una canallesca inconmensurable, utilizan a figurines de la sociedad del espectáculo, carentes de escrúpulos y con todo el aparato mediático neoliberal y colonialista a su disposición para que, por la vía de la sensibilidad intrínseca a los seres humanos, se victimice al pueblo de Cuba a través de la mentira vil sobre violaciones a la libertad de expresión.
El organismo internacional -conformado por artistas, intelectuales, gestores culturales, organizaciones sociales y sindicatos de México, Italia, Francia, Bolivia, Brasil, Venezuela y Argentina- criticó que términos como “persecución” de creadores y artistas, “represión” y hasta “desaparición forzada” son cobardes discursos mediáticos de Estados Unidos, el mayor terrorista contra la humanidad.
Consideró que “usar de ariete a artistas a través de la mentira y la manipulación contra una revolución legítima y un pueblo pacífico y democrático, es una vileza inadmisible.
La REDH asumió que la guerra es cultural y refrendó su encomienda de mantenerse en la primera línea de defensa contra cualquier intento de violar la soberanía y la autodeterminación de nuestros pueblos.
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