De acuerdo con el comunicado emitido por la oficina de comunicación de la realeza británica, la monarca de 95 años se siente muy decepcionada por tener que perderse el servicio que se realizará en el Cenotafio, en el centro de Londres.
Los médicos le habían aconsejado a Isabel II que descansara hasta mediados de noviembre, por lo que se esperaba que la ceremonia de este domingo fuera su primera aparición pública desde que en octubre pasó la noche en un hospital.
Tras esa visita al nosocomio, que según el Palacio de Buckingham fue para un chequeo médico de rutina, la reina solo se dedicó a atender tareas ligeras inherentes a su cargo de jefe de Estado, pero no asistió, por ejemplo, al acto por el centenario de la creación de Irlanda del Norte unos 20 días atrás.
También declinó a última hora participar en la apertura de la Conferencia sobre el Cambio Climático en Glasgow el 1 de noviembre.
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