La publicación en Internet citó al académico estadounidense William LeoGrande, quien informó que la sede diplomática «ha tomado un papel de liderazgo en el apoyo a los activistas disidentes, empujando los límites de lo que normalmente se permite bajo la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas”.
LeoGrande advirtió que «Estados Unidos y Cuba están en curso de colisión por el apoyo de los diplomáticos estadounidenses a los programas de «promoción de la democracia», citó antiwar.com.
Destacó la publicación que la intervención contra la nación antillana “es una reminiscencia de anteriores malos tiempos entre Estados Unidos y Cuba.
En Back Channel to Cuba, LeoGrande y Peter Kornbluh expresaron que, bajo George W. Bush, la financiación para la promoción de la democracia en Cuba no sólo se disparó, sino que fue la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana la que «encabezó este apoyo ampliado a la oposición al régimen».
El respaldo a los disidentes, puntualizó, suplantó la comunicación diplomática como misión principal de la Sección de Intereses.
Un informe de Ted Snider, analista de patrones en la política exterior y la historia de Estados Unidos, indicó que el presidente Joe Biden está «abriendo una nueva era de diplomacia implacable» como parte de la agresión contra América Latina, considerada por Washington como su patio trasero.
En el desarrollo de su política exterior, la Casa Blanca, aparentemente, no incluye a América Latina y recientemente Washington desencadenó una serie de movimientos agresivos en toda la región, remarcó.
En esa dirección, destacó Snider, se encuentran las acciones agresivas, además, contra Venezuela, donde se empeña en desconocer al Gobierno del presidente Nicolás Maduro, hacia cuya administración no dio “una sola señal positiva».
Como parte de esa política agresiva, puntualizó el analista, el secretario de Estado, Antony Blinken, dijo que su país trabaja con su habitual elenco de «aliados afines», como la Organización de Estados Americanos, para ejercer presión sobre Venezuela.
En el caso cubano la Casa Blanca mantiene y recrudece la línea dura de Donald Trump votando en contra de la resolución de la ONU para acabar con el bloqueo a la isla, y negándose a levantar las restricciones a las remesas que hacen imposible que los cubanoamericanos envíen dinero a sus familias, puntualizó Snider.
Asimismo dio pasos para mantener a los cubanos en la lista de estados patrocinadores del terrorismo al incluirlos entre los que «no cooperan plenamente con los esfuerzos antiterroristas de Estados Unidos».
Destacó el informe de prensa que la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional concedió seis millones 669 mil dólares en subvenciones para proyectos destinados al «cambio de régimen» en Cuba.
Antiwar.com cita, además, acciones de Washington contra Nicaragua, Ecuador, entre otras, que se suman a la creciente lista de nuevos actos de agresión en América Latina.
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