El sumo pontífice abordó ese tema al recibir en audiencia a los participantes en la conferencia internacional “Erradicar el trabajo infantil, construir un futuro mejor”, organizada por el Departamento para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y la Misión Permanente de la Santa Sede ante la FAO.
El modo en que nos relacionamos con los niños, la medida en la cual respetemos su dignidad humana innata y sus derechos fundamentales, expresan qué tipo de adultos somos y queremos ser y cuál tipo de sociedad deseamos construir, señaló.
Francisco consideró motivo de malestar y abatimiento ver como en las economías contemporáneas, en las que tanto se habla de cuarta generación industrial, persiste el empleo de los infantes en actividades laborales en todas partes del mundo.
Al referirse al trabajo infantil como explotación de los niños en procesos productivos de la economía globalizada en función de las utilidades y ganancias de otros, el papa dijo que es negación de sus derechos a la salud, educación y a un crecimiento armónico que incluya también la posibilidad de jugar y soñar.
La pobreza extrema, carencia de empleo y la consiguiente desesperación de las familias son los factores que exponen mayormente a los pequeños a la explotación laboral, precisó el pontífice.
En ese sentido, instó a alentar a los Estados y actores empresariales a crear oportunidades de trabajo decente con salarios justos que permitan satisfacer las necesidades de las familias sin que sus hijos sean obligados a trabajar.
Debemos unir nuestros esfuerzos para promover una educación de calidad en todos los países, gratuita, así como un sistema de salud accesible a todos sin distinción. Todos los actores sociales están llamados a combatir el trabajo infantil y las causas que lo determinan, subrayó Francisco.
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