Comenzó en el baloncesto a los 14 años de edad, en su Texas natal, pero ella quería triunfar en el atletismo, lo cual logró tras una intensa preparación. Para Babe, el campeonato de la Unión Atlética Amateur resultó el eslabón inicial en su carrera, al ganar las pruebas de lanzamientos de jabalina y pelota, y el salto largo, tres éxitos repetidos al año siguiente en idéntica justa.
El colofón fue como integrante del conjunto de campo y pista a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1932. Para ello materializó su primera proeza, aún hoy increíble. Entonces la llamaron la mujer equipo. Y así ocurrió, literalmente.
Esa joven, de apenas 16 años, concurrió a unas competencias eliminatorias con vistas a la cita estival cuyos participantes se presentaban en colectivos. Mas la empresa Employers Casualty inscribió a una única atleta: Mildred Didrikson. Ella sola para enfrentar a grupos, algunos de hasta 22 concursantes.
Esa atrevida muchacha lidió en ocho de las 10 pruebas programadas y ganó cinco, lo cual le proporcionó un puntaje acumulado válido para… ¡triunfar por equipos!, y con una ventaja de ocho unidades sobre el segundo lugar.
De esa forma pasó Babe a ocupar un puesto en el conjunto olímpico de Estados Unidos, y la expectación por verla actuar en aquella cita no fue defraudada.
Se alzó con las medallas de oro y estableció sendos récords mundiales en lanzamiento de jabalina (43,69 metros) y 80 metros con vallas (11,7 segundos), además de obtener la presea plateada en salto alto (1,65 m).
No obstante, su incursión por el atletismo fue fugaz. Después de la Olimpiada retomó su especialidad original, el baloncesto, dio exhibiciones de béisbol, actuó en music-hall y aprendió a jugar al golf, al cual se entregó por entero, y de 1934 a 1950 venció en 20 torneos consecutivos, nueve de ellos amateurs.
Pero comenzó a sentirse mal, adelgazó, perdió fuerzas. La realidad fue cruel con esta gran atleta, estaba minada por el cáncer.
Fue operada en 1953 y un año después ascendió nuevamente a los primeros planos al actuar en beneficio no de su bolsa, sino de la Fundación contra el mal que la aquejaba.
En 1954, dos años antes de morir, alcanzó su último título al imponerse a los mejores golfistas norteamericanos del momento.
Mildred fue proclamada varias veces la deportista más destacada de Estados Unidos y en una encuesta efectuada a nivel nacional fue elegida la más sobresaliente de la primera mitad del siglo XX.
mem/jf
(Tomado de Orbe)