Según declaró el mayor general Bilal Mhamoud, comandante del cuerpo en la provincia oriental de Deir Ezzor, el incidente ocurrió cuando los uniformados intentaban desactivar unas minas en uno de los cuarteles de los terroristas del Estado Islámico (Daesh en árabe) que ocuparon la mayor parte de la capital provincial entre 2013 y 2017.
El oficial precisó que cuatro de los nueve zapadores lesionados fallecieron en el hospital lo que eleva a siete la cifra total de víctimas.
Los radicales colocaron bombas y minas en las calles, casas y tierras agrícolas, en un intento de frenar el avance del Ejército y la explosión de las mismas causa decenas de víctimas mortales entre los civiles desplazados que retornan a sus hogares.
De acuerdo con organizaciones no gubernamentales, al menos 21 civiles, entre ellos 10 niños y tres mujeres, murieron en este país desde principios de noviembre por la explosión de artefactos abandonados por radicales en las carreteras, edificios y sembrados.
Según un informe del Observatorio de Minas, Siria registró el mayor número de víctimas anuales en 2020 (dos mil 729) y heridos por culpa de minas terrestres y restos de explosivos.
Los militares sirios, con el apoyo de Rusia y otras naciones amigas, ejecutan labores de rastreo y desminado en las zonas liberadas con el fin de asegurar el retorno a la normalidad.
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