El polémico aspirante anunció con antelación que daría a conocer su decisión y sus propuestas en un vídeo que subiría a las redes sociales, sin embargo, el anuncio no aportó ninguna sorpresa pues desde hace semanas sus polémicas intervenciones en medios de prensa y lugares públicos iban encaminadas hacia la carrera electoral.
Con respecto a su alocución, en la misma aseguró que “ya no es el momento de reformar Francia, sino de salvarla”, presentándose a sus seguidores como el líder dispuesto a llevar a cabo esa tarea, y arropado por símbolos, música y estética de épocas pasadas.
En los últimos dos meses Zemmour aprovechó la gira promocional de su último libro (“Francia no ha dicho su última palabra”) para promocionar su candidatura, divulgando en sus intervenciones mensajes de odio, xenófobos y acusaciones muy polémicas sobre temas sensibles en su país como son el Holocausto judío o los atentados en la sala de conciertos Bataclán.
A pesar de su posición abiertamente ultraderechista y el hecho de no contar con un partido político que lo respalde, las encuestas de opinión le dan un respaldo electoral importante de casi 18 por ciento de votos, lo que de confirmarse podría permitirle acceder a la segunda vuelta de las presidenciales frente al principal candidato, el presidente Emmanuel Macron.
Antiguo periodista, columnista y editorialista, Zemmour aprovechó en los últimos años su presencia en tertulias de radio y televisión para darse a conocer y saltar a la política, aprovechando su imagen de polemista del debate público.
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