En un acto celebrado en el salón Jorge Eliécer Gaitán, los legisladores Marcos León Calarcá, vicepresidente de la Cámara, Juanita Gobertus y Luis Alberto Albán, y también los senadores Sandra Ramírez y Carlos Lozada, reconocieron los aportes de estas dos naciones al logro del Acuerdo, uno de los hechos más relevantes del país y Latinoamérica en la historia reciente.
Manifestaron su gratitud a los embajadores José Luis Ponce, de Cuba, y John Petter Opdahl, de Noruega, que estuvieron acompañados por parte de su cuerpo diplomático.
Tanto Ponce como Petter Opdahl, ratificaron las palabras del presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, y del primer ministro de Noruega, Jonas Gahr Støre, respectivamente, quienes la pasada semana en la ceremonia oficial por los cinco años del Acuerdo expresaron su apoyo al proceso de paz en Colombia.
«Dicen los expertos que los acuerdos de paz a veces no duran tanto. Este ha durado gracias a la perseverancia y la decisión del Partido Comunes de cumplir lo acordado», subrayó Ponce.
También, gracias a la comunidad internacional, incluyendo al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que ha apoyado en la implementación y en la continuación de este Acuerdo de Paz como una joya, algo para mostrarle al resto del mundo, a los paíse en conflicto, enfatizó.
Por su parte, el embajador de Noruega felicitó al pueblo colombiano por los cinco años del pacto histórico que calificó de ambicioso, pero muy importante.
Ambos diplomáticos manifestaron su preocupación por el asesinato de los excombatientes de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP), durante este lustro.
Desde la firma del Acuerdo en 2016, unos 326 exguerrilleros y mil 26 líderes sociales, han sido asesinados, según la Jurisdicción Especial para la Paz.
Las negociaciones y diálogos entre las FARC-EP y el gobierno de Juan Manuel Santos, en representación del Estado, para buscar una salida al conflicto armado en Colombia, tuvieron lugar en La Habana, y contaron con Noruega y Cuba como países garantes.
Tras casi cinco años de pláticas, discusiones y debates, el Acuerdo de Paz fue firmado en Cartagena el 26 de septiembre de ese año, pero debía refrendarse en un plebiscito en el que los ciudadanos debían votar Sí o No.
El No se impuso tras una campaña de sectores reaccionarios, lo cual obligó al Gobierno a renegociarlo y ambas partes acordaron un nuevo texto, el cual incluyó las opiniones de la ciudadanía que votó por el No.
Finalmente fue ratificado por el Senado y la Cámara de Representantes, y firmado el 24 de noviembre.
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