La Habana.- El Golpe de Estado ocurrido el 1 de febrero marcó la vida en Myanmar durante este 2021, que pasará a la historia como el del retroceso luego de pocos años de relativos avances.
Esa nación asiática, que sufrió regímenes militares durante décadas, pudo realizar elecciones libres en 2015, y desde entonces se mantuvo por cauces democráticos.
El más reciente proceso electoral tuvo lugar en noviembre de 2020, y en él salió victorioso el partido Liga Nacional para la Democracia, que está en el poder desde 2016, de la mano de la Premio Nobel de la Paz de 1991 Aung San Suu Kyi.
Sin embargo, la casta militar aseguró que los comicios fueron ilegales, lo cual fue desestimado por la Comisión Electoral Nacional y observadores internacionales, y sin otra opción para acceder al poder, lo hizo por la fuerza.
El 1 de febrero Suu Kyi fue detenida junto al presidente Win Myint y todos los miembros del gabinete, y comenzó el caos en la pequeña nación del sudeste asiático.
Lo que siguieron fueron meses de protestas populares en todas las ciudades del país, reprimidas violentamente por las fuerzas del régimen.
Según grupos de la sociedad civil, suman más de mil 200 los civiles muertos, y los detenidos por manifestarse en las calles superan los ocho mil.
PASOS DE LA JUNTA MILITAR
El18 de octubre, el jefe de la junta gobernante, Min Aung Hlaing, anunció la liberación de más de cinco mil personas encarceladas por protestar contra el g olpe de Estado.
Sin embargo, la mayoría de ellos es liberada con la condición de que firme acuerdos en los que prometa no volver a salir a protestar.
La exconsejera de Estado se encuentra pendiente de juicio y su abultado prontuario exhibe acusaciones que van desde la importación ilegal de walkie talkies hasta violar la ley de secretos oficiales.
Además, las protestas que inicialmente se redujeron a las ciudades, se transformaron en enfrentamientos armados en el interior del país, protagonizados por grupos castrenses pertenecientes a diferentes etnias.
Los estados de Chin (oeste) y Karen (sureste) fueron escenarios de los choques más encarnizados, que provocaron el desplazamiento de miles de personas hacia las naciones vecinas.
EL PAÍS A LOS OJOS DEL MUNDO
A nivel internacional la condena es unánime, aunque la junta hace oídos sordos a reclamos incluso provenientes de Naciones Unidas.
La Unión Europea (UE) como bloque, y varios de sus miembros a título individual, también exteriorizaron sus quejas y exigieron el fin de la represión.
Los organismos internacionales censuraron, igualmente, la decisión del ejército de prorrogar el estado de emergencia en ese país hasta agosto de 2023, enmascarado, según la UE, en la apariencia de un gobierno interino.
En octubre, los ministros de Relaciones Exteriores de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático acordaron excluir a Hlaing de la cumbre regional realizada a fines de ese mes, y en su lugar eligieron invitar a un «representante no político» de Myanmar.
El bloque tomó una posición firme, luego de que la junta rechazó las solicitudes de su enviado especial para reunirse con «todos los interesados» en Myanmar, en referencia a Suu Kyi.
Todo parece indicar que el 2021 cerrará de manera muy diferente a como empezó.
*Periodista de la Redacción Asia de Prensa Latina
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