Uno de los desafíos del ente multilateral es prevenir y enfrentar el comercio internacional ilícito de objetos de arte y la cultura, un fenómeno que sigue al robo o al saqueo de una parte de la identidad de las naciones, amenaza agravada en tiempos de crisis y conflictos armados. En diálogo con Prensa Latina, el subdirector general precisó que la comunidad mundial cuenta con una importante herramienta, la Convención de 1970 de la Unesco contra el Tráfico Ilícito de Bienes Culturales, un instrumento ratificado por 141 estados.
De acuerdo con Ottone, en los últimos años el prioritario asunto adquirió una connotación adicional, porque grupos terroristas acuden al trasiego de obras y objetos patrimoniales como una vía para financiarse.
La Convención tiene una limitación en su alcance, por lo que la Unesco busca de manera permanente mecanismos para cerrar el paso al tráfico ilícito de bienes culturales y lograr que los países afectados los recuperen, un trabajo complejo, pero muy necesario.
La Convención de 1970 entra en vigencia a partir de su ratificación por un Estado miembro, pero sin carácter retroactivo, de ahí que sea un instrumento para el presente y el futuro, pero no resuelve asuntos del pasado, expuso el funcionario chileno.
La Unesco –añadió- cuenta con un Comité de Restitución, el cual analiza casos que bilateralmente no encuentran solución, y por tanto se traen al ámbito multilateral.
A juicio de Ottone, las restituciones son además de un tema legal, una cuestión de valores y de apego a la ética.
Sobre esa base estamos apostando a la mediación entre los estados, a contribuir con la posibilidad de que se sienten a discutir, dijo el directivo.
Resaltó que este año la Unesco participó en al menos 15 devoluciones sobre patrimonio, entre ellas, el regreso a Iraq desde Estados Unidos de 17 mil artículos saqueados a la nación árabe, incluida la “Tabla de Gilgamesh”.
Otro momento destacado de 2021 en este aspecto fue la entrega voluntaria a Guatemala por la coleccionista francesa Manichak Aurence, a través del ente multilateral, de un fragmento de la Estela número nueve del sitio arqueológico prehispánico de Piedras Negras.
El subdirector general reconoció que son muchos los reclamos y no siempre se consigue el resultado esperado.
Sin embargo, insistió en que la labor no se detiene, tanto en el enfoque preventivo de la protección del patrimonio cultural de los pueblos, como en las gestiones para su recuperación una vez separado de su sitio original.
Pronto aprobaremos un nuevo código de valores en torno a las ventas de obras, con el objetivo de despejar dudas sobre su procedencia, una acción enmarcada en la campaña que lanzamos el año pasado por el 50 aniversario de la Convención, subrayó en la entrevista concedida a Prensa Latina.
Según Ottone, la aspiración es llegar no solo a los especialistas, también a las personas, esas que potencialmente pudieran ser compradoras de un objeto sustraído ilegalmente.
Las cuestiones del patrimonio y su protección serán abordadas a finales de septiembre del año próximo en México, durante la tercera Conferencia Mundial sobre Políticas Culturales y Desarrollo Sostenible (Mondiacult), un foro que regresará más de 20 años después de su edición previa, acogida por Estocolmo, Suecia, en 1998.
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