Al conmemorarse este sábado cinco años de sus honras fúnebres, la misión, encabezada por la embajadora Milagros Carina Soto, hizo presencia en el lugar y compartió en una emotiva velada con Oscar Beillard y su familia, donantes del terreno en el cual está ubicada la obra, y autoridades del territorio.
Beillard, luego de dar la bienvenida a los visitantes, explicó como la idea del monumento surgió en uno de los tantos viajes hechos por él a Cuba, y su desarrollo no estuvo exento de contratiempos pero con la ayuda de amigos y autoridades dominicanas pudieron concluir el lugar.
Asimismo, habló de su amor por la mayor de las Antillas y por su pueblo, «que a pesar de las continuas amenazas y el deseo de Estados Unidos de echar abajo su Revolución, no han podido ni podrán acabar con ella pues está sembrada por el comandante en jefe».
Hubo palabras de cubanos de varias generaciones, los cuales expresaron lo que significa para ellos este lugar de recordación de un «hombre tan cercano a todos» y el hecho de poder contar en Dominicana con un espacio en el cual esté viva su presencia.
Soto agradeció una vez más a quienes tuvieron que ver con la obra homenaje a Fidel y como «para todos los cubanos es un deseo y un deber visitar este lugar».
Explicó a los presentes el momento que se vive en su país con la reapertura del turismo, la reactivación de la economía y la exitosa lucha contra la Covid-19, utilizando vacunas hechas por los científicos cubanos.
También recordó como esa nación caribeña continúa siendo bloqueada y amenazada por la nación del norte, y en estos instantes de forma recrudecida, pero “nuestro pueblo que ha resistido tantos años le hace honor a Fidel siendo más fuertes”, acotó.
Dio las gracias a los dominicanos «que hicieron posible este hermoso lugar y por contribuir a expandir sus ideas, además de contar con un lugar símbolo hecho por manos amigas».
El mausoleo, inaugurado el pasado 13 de agosto, tiene forma de pirámide, una altura de unos cinco metros, con la bandera cubana en su asta y cuenta con una tarja en homenaje al líder de la isla.
Está forrado con loza española y detrás se exhibe un gran mural con momentos de las luchas cubanas por su liberación hasta el 1 de enero de 1959 y fue construida la Biblioteca Fidel Castro, con parte de sus libros.
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