El ritual de purificación del espíritu y del hogar a través del fuego busca sacar la maldad que representa el personaje con cola y tridente como antesala de las fiestas navideñas.
Para este gran día, las piñateras venden una diversidad de «diablitos», cuya confección integra papel de china color negro y rojo junto al número 7 en el pecho.
Sin embargo, esta noche más allá de ver a las típicas figuras sucumbir entre las llamas, también varios funcionarios públicos fueron «quemados» en las reuniones familiares de los barrios al pie de las fogatas.
El descontento social volvió a pasar cuenta al Jefe de Estado Alejandro Giammattei, varios diputados con Allan Rodríguez, presidente del Congreso a la cabeza; además de la Fiscal General Consuelo Porras y el ministro de Gobernación Henry Reyes.
Por ejemplo, el típico diablo ecológico de la ciudad colonial de Antigua Guatemala, de casi cinco metros de altura y 400 libras de peso, hoy fue incinerado en un ataúd con la frase: «Por tanta corrupción de nuestros gobernantes, hasta el diablo se murió».
Otras piñatas mostraron el ingenio chapín mediante el rechazo a la actual impunidad judicial, el alza de los precios de la canasta básica, del combustible y el mal manejo de la pandemia de la Covid-19.
Un diablo dragón de dos cabezas, las de Giammattei y Porras, llamó la atención en la capitalina zona 1, donde los barrios «estallaron» en fuegos artificiales.
Con el paso del tiempo, la celebración de este día se despojó de su significado puramente religioso y hoy responde más a purificar y sacar los malos espíritus de los hogares o deshacerse de lo viejo y dar paso a lo nuevo, una metáfora perfecta para sintetizar el deseo de las diversas organizaciones sociales que piden cambios profundos.
Pero la polémica también rodea la «Quema del Diablo», pues a veces en lugar de piñatas, se hacen fogatas con todo lo inservible como libros y papeles viejos, colchones, nylon y plásticos que contaminan el aire, sin olvidar el gran derroche de juegos pirotécnicos que anuncian la celebración justo a las 06:00 hora local.
Aun así, con gran monitoreo por parte de las autoridades municipales, bomberos, Cruz Roja y policías, los guatemaltecos no pasan por alto cada 7 de diciembre; más este 2021 que la Covid-19 dio un respiro y permitirá a las familias volverse a juntar -con distanciamiento-, y disfrutar la ceremonia.
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