Observamos la escena política y (…) vemos a diplomáticos y enviados extranjeros que circulan entre los civiles y tratan de soliviantar al pueblo para aprovechar la oportunidad de intervenir en los asuntos sudaneses, dijo el general en las conclusiones de un ejercicio militar en el norte del país.
Asimismo advirtió a “esos diplomáticos contra esa conducta y les decimos que los vemos y no dudaremos en actuar contra cualquiera que viole la seguridad y la santidad de Sudán”, pero se abstuvo de identificar a los presuntos involucrados.
Al Burhan encabezó la asonada militar de fines de octubre pasado tras la cual disolvió el CST, destituyó al gobierno civil del primer ministro Abdallah Hamduk y proclamó el estado de emergencia nacional.
El movimiento castrense detonó violentas protestas, convocadas por Fuerzas por la Libertad y el Cambio, una coalición de partidos políticos y agrupaciones de profesionales, en demanda de la reposición de Hamduk y la vuelta de los militares a sus cuarteles.
Partidarios de los militares también salieron a las calles en apoyo a la acción, calificada de golpe de estado por unos y acción rectitificadora por otros.
En un giro inesperado, a fines de noviembre pasado, el general al Burhan, presidente de un nuevo CST, al igual que del anterior, selló un acuerdo para la reposición de Hamduk y su gabinete, insuficiente para acallar las manifestaciones.
Reportes oficiales cifran en alrededor de medio centenar los muertos y un centenar los heridos en los choques entre protestantes y las fuerzas de seguridad que continúan con las mismas demandas y, además, acusan a Hamduk de traidor y marioneta de los militares.
gas/msl