Todavía no hay certezas absolutas y los expertos llaman a la mesura, pero lo cierto es que el volcán lleva dos días sin emitir la enorme profusión habitual de lava en la isla de La Palma.
El Instituto Volcanológico de Canarias, Involcan, confirmó este miércoles que se da por primera vez en casi tres meses un lapso con baja actividad sísmicas y apenas temblores.
La lava arrasadora, de momento, no amenaza al enclave canario. «Podemos ver ahora que la sismicidad es muy débil, la deformación es cero, el temblor es cero», declaró Rubén López, geólogo de Involcan.
El pronóstico sigue siendo reservado. “Quizás podríamos empezar a ver el final de la erupción volcánica de La Palma», precisó López, quien no quiso alimentar falsas esperanzas en la población, tan golpeada por la catástrofe natural que empezó el pasado 19 de septiembre.
Para muchos, la señal más clara de que se acerca el cese de las erupciones es el silencio en contraste con los sonidos atronadores que han marcado la vida de los habitantes en esta porción de Islas Canarias, al noroeste del continente africano.
Para una declaración definitiva del fin de la actividad volcánica, habrá que aguardar 10 días, que es el plazo que exigen los vulcanólogos, como remarcó a la prensa la vocera del Instituto Geográfico Nacional, María José Blanco.
Un grupo de científicos subió hoy al cono principal del volcán para tomar datos sobre gases y ha filmado imágenes del interior del cráter. Allí corroboró que ahora sólo hay fumarolas, se aprecia reducción de la sismicidad y ausencia de deformaciones en el terreno.
Aunque algunos especialistas señalan que no están descartadas las posibilidades de que vuelva a emitir lava, si bien con menor fuerza. Sin embargo, los signos que ofrece de momento apunta a que por fin dejará de estar en erupción.
La Palma, donde residen alrededor de 80 mil personas, es uno de los polos turísticos por excelencia de Canarias. Pero ha sufrido graves daños a inmuebles (a unos tres mil), sus playas seguramente cambiarán sus ecosistemas y cultivos (de plátano fundamentalmente).
Según las autoridades especializadas en el tema (Pevolcan), la zona cubierta de lava se extiende a más de mil 200 hectáreas, mientras en las áreas del océano Atlántico se han formado deltas en otras 48 hectáreas.
Blanco opinó que aunque la tendencia de la energía del volcán es descendente, la erupción va a acabar a corto plazo. Lo demuestran los cambios sustantivos en la dinámica de las explosiones y la expulsión de magna que varía cotidianamente.
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