El género musical recibió la designación por parte del Comité para la Salvaguardia del Patrimonio Intangible de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
La cancillería informó que la decisión del organismo se basó en las particularidades especiales y profunda vinculación con la identidad nacional del Pasillo Ecuatoriano, incluido desde 2018 en la lista representativa del patrimonio cultural inmaterial de la nación.
Asimismo, consideró que la designación ayudará a expandir los saberes, prácticas y conocimientos del país en el exterior, al tiempo de constituir referente identitario de su diversidad cultural.
Según adelantó, la instancia continuará el trabajo junto a la Delegación Permanente de Ecuador ante la Unesco y, en estrecha coordinación y colaboración con las instituciones nacionales competentes, para que otros bienes nacionales, tangibles e intangibles, culturales y naturales, sean reconocidos por esa organización como patrimonio de la humanidad.
Historiadores resaltan que el Pasillo Ecuatoriano surgió en el siglo XIX, en la época de las guerras de independencia en Sudamérica, como resultado de una fusión de diversos ritmos como el yaraví, el vals, el minué y el bolero español.
Entonado generalmente con guitarra y requinto, su nombre se debe a la forma en que se bailaba, con pasos cortos y rápidos.
Estudiosos coinciden en que tiene una importancia relevante, no sólo en lo musical, sino también en la memoria histórica de la población, pues las serenatas, los conciertos, lugares y medios de comunicación donde se escuchaba, forman parte de la historia de esta nación andina.
En su declaratoria, la Unesco recalcó que las letras de sus canciones evocan el amor y sus penas, la familia, la patria y la vida diaria de la gente, lo cual lo convierte en un auténtico poema musical.
Desde 1993, el Pasillo Ecuatoriano celebra su día cada 1 de octubre, en homenaje al nacimiento de Julio Jaramillo, considerado su mayor exponente.
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