La Casa Blanca expresó en un comunicado su frustración por el «repentino e inexplicable cambio de posición» del senador demócrata Joe Manchin por su negativa a respaldar la iniciativa parlamentaria, pieza clave de la agenda doméstica del mandatario y lo que sus aliados ven como el mayor logro legislativo de su primer periodo.
Biden, quien en un principio expresó su optimismo en que ocurriera un acuerdo, admitió que el proyecto de ley no podrá aprobarse tan rápido como esperaba tras sus conversaciones con el legislador de Virginia Occidental.
Pese a lo duro de las pláticas –según calificativos de medios locales-, el ocupante del Despacho Oval estima que aún es probable salvar las diferencias y avanzar en el plan, «incluso frente a la feroz oposición republicana».
Manchin, principal obstáculo en la agenda de Biden, dijo la víspera a la cadena conservadora Fox que no podía ir más lejos.
«No puedo votar por eso», subrayó y como la Cámara Alta está dividida (50 legisladores por cada partido), cualquiera de los demócratas podría ejercer una especie de poder de veto sobre cualquier proyecto de ley si los republicanos cierran filas.
De manera que los propósitos de Biden para hacer frente al calentamiento global y a la desigualdad de la riqueza tendrán ahora que ser sustancialmente reelaborados si quieren convertirse en ley, con muchas de sus propuestas políticas potencialmente archivadas para atraer el voto de Manchin, reseñó el diario The Hill.
La advertencia este domingo del legislador de que el proyecto de ley Build Back Better (Reconstruir mejor) alimentaría la inflación y pondría en riesgo la independencia energética de Estados Unidos significa que los demócratas tendrían que reducir su enfoque a solo unas pocas prioridades.
Entre esos objetivos estarían la ampliación del crédito fiscal para niños, y recortar drásticamente el gasto y los incentivos para la energía verde, enfatizó el periódico.
El jefe de gabinete de la Casa Blanca, Ron Klain, retuiteó la víspera una declaración de la presidenta de la Nueva Coalición Demócrata, Suzan DelBene (Washington), en la que pedía a los negociadores que dieran prioridad a menos reformas y las promulgaran durante más años.
«Creemos que la adopción de este enfoque podría abrir un camino potencial hacia adelante con esta legislación», apuntó.
Una de las principales críticas de Manchin al proyecto de ley es que enmascara su probable impacto real sobre el déficit al dejar sin efecto programas populares después de solo uno o unos pocos años, en previsión de que el Congreso ceda a la presión política y los amplíe en el futuro.
A juicio de la Oficina Presupuestaria del Congreso la renovación de todas las propuestas del plan costaría más de 4,5 billones de dólares en 10 años y añadió que los demócratas «siguen camuflando el coste real de la intención de este proyecto de ley».
Sin embargo, la mansión ejecutiva señaló en un comunicado que el proyecto de ley «está totalmente pagado» y que es el «más responsable fiscalmente que el Congreso ha considerado en años y reduce el déficit a largo plazo».
Entretanto, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, tildó la postura definitiva de Manchin de “una traición”.
«El senador Manchin tendrá que explicar a esas familias que pagan mil dólares al mes por la insulina por qué tienen que seguir abonando eso, en lugar de 35 dólares por esa medicina vital”, comentó la funcionaria.
Además, deberá “explicar a los casi dos millones de mujeres que recibirían la atención diurna asequible que necesitan para volver al trabajo por qué se opone a un plan que les proporciona la ayuda que necesitan», acotó Psaki.
Por su parte, el senador Bernie Sanders, advirtió que la negativa a votar refleja que su colega carece de «agallas» para enfrentarse a poderosos intereses de las compañías farmacéuticas en cuanto a reducir los precios de los medicamentos.
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