A pesar de no ganar ningún torneo en la temporada, Auger-Aliassime se las arregló para tener un año regular, en el cual llegó a disputar dos finales, las del Torneo de Melbourne II, Australia; y el Stuttgart, Alemania.
Sin embargo, el jugador oriundo de Montreal disfrutó varios momentos de satisfacción, como cuando llegó a las semifinales del Abierto de Estados Unidos.
En Flushing Meadows, Auger-Aliassime se erigió en el primer canadiense en llegar a esa instancia en la historia del certamen.
Además, durante la contienda celebró éxitos sobre varios hombres ubicados entre los 10 mejores del ranking mundial, entre ellos el argentino Diego Schwartzman, el suizo Roger Federer, el alemán Alexander Zverev y el italiano Matteo Berrettini.
Su labor le permitió mejorar su estatus en el escalafón universal, en el cual cerró en el escaño 11 con tres mil 308 puntos.
Mientras su compatriota Fernández, de solo 19 años de edad, comenzó lenta la campaña para ir mejorando en el transcurso y llegar a la final del torneo mexicano de Monterrey, donde se impuso en la final a la suiza.
El resultado le posibilitó mejorar el lugar 88 que ostentaba entonces en el ranking del orbe, hasta que confirmó su participación en el último Grand Slam de la temporada, el de Estados Unidos.
Allí ante el asombro de participantes, especialistas y aficionados, la jugadora de descendencia ecuatoriana doblegó a rivales del nivel de la alemana Angelique Kerber, la japonesa Naomi Osaka, la ucraniana Elina Svitolina y la belarusa Aryna Sabalenka.
Así llegó por primera vez a la final del certamen estadounidense, en la cual cedió ante el empuje de otra sorprendente jovencita, la británica Emma Raducanu, desempeño que le valió escalara en el listado universal hasta el lugar 24 con dos mil 284 unidades.
mgt/rws