«El uso de quemas controladas en los bosques para mitigar la gravedad de posibles fuegos en el futuro es un proceso relativamente conocido», expuso el doctor Adam Pellegrini, del departamento de Ciencias Vegetales de la universidad de Cambridge, autor principal del informe.
Sin embargo, descubrimos que en ecosistemas como los templados, las sabanas y las praderas, el incendio puede estabilizar o incluso aumentar el carbono del suelo, agregó el científico.
La mayoría de las quemas en los ecosistemas naturales de todo el mundo son controladas, por lo cual deberíamos ver esto como una oportunidad, indicó Pellegrini.
Los seres humanos manipulan un proceso, así que también podemos averiguar cómo hacerlo para maximizar el almacenamiento de carbono en el suelo, aseveró.
El fuego quema la materia vegetal y las capas orgánicas del suelo y, en los incendios graves, provoca la erosión y la lixiviación del carbono, describió en el texto.
El carbono perdido en el suelo puede tardar años o incluso décadas en volver a acumularse, pero los implicados en el estudio afirmaron que los incendios pueden provocar otras transformaciones compensativas.
Los ecosistemas pueden almacenar enormes cantidades de carbono cuando la frecuencia e intensidad de los fuegos es la adecuada, subrayaron.
Se trata del equilibrio entre el carbono que entra en el suelo a partir de la biomasa vegetal muerta y el que sale a partir de la descomposición, la erosión y la lixiviación, remarcó Pellegrini.
La investigación se centró en la capa superior del suelo, definida como aquella que tiene menos de 30 centímetros de profundidad y evidenció que el fuego es un proceso importante en el ciclo global del carbono almacenado.
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