Si bien se registraron 1,8 millones de muertes en 2020, hubo 3,5 millones en 2021 y sabemos que el número real es mucho mayor, expuso en conferencia de prensa el director general de la entidad, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Esto sin mencionar a los millones de personas que enfrentan las consecuencias a largo plazo del virus SARS-CoV-2, causante de la enfermedad, subrayó la autoridad.
El populismo, el nacionalismo estrecho y el acaparamiento de herramientas de salud, incluidas máscaras, terapias, diagnósticos y vacunas, por parte de un pequeño número de países socavaron la equidad y crearon las condiciones ideales para el surgimiento de nuevas variantes, señaló.
La información errónea y la desinformación, a menudo difundidas por un pequeño número de ciudadanos, propiciaron una distracción constante, afectando a la ciencia y la confianza en las herramientas sanitarias que salvan vidas, aseveró el doctor.
En las enormes oleadas de casos que se observan actualmente en Europa y en muchas naciones del planeta, la información errónea que provocó la duda sobre las vacunas se traduce ahora en la muerte desproporcionada de los sin inmunizar, describió Adhanom.
Sin embargo, el director general de la OMS se mostró optimista de que el 2022 pueda ser el año en que no solo terminemos la etapa aguda de la pandemia, sino que además tracemos un camino hacia una seguridad sanitaria más sólida, remarcó.
Sobre la base de los éxitos y fracasos, no solo debemos compartir los fármacos de forma más rápida y equitativa, también ayudar a los Estados a fabricarlas y distribuirlas a su población total, instó.
Al propio tiempo debe seguir el acceso a nuevos tratamientos, consideró Adhanom, para quien este virus seguirá evolucionando y amenazando los sistemas de salud si mejora la respuesta colectiva.
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