Desde esta jornada, el país puso en vigor una burbuja que acoge al personal de apoyo en todas las instalaciones deportivas, a los implicados en la producción de nieve artificial y a quienes atienden a la prensa.
Ese sistema contempla pruebas PCR a diario, poco contacto entre los participantes, la exigencia de la vacunación contra la Covid-19 y la transportación en vehículos específicos.
Por otro lado, los organizadores proceden con los ensayos de la gala de apertura y las ceremonias de premiación a los campeones olímpicos y paralímpicos, quienes recibirán arreglos florales tejidos en vez de ramos naturales.
También pasan revista a los trenes que enlazarán esta capital con Zhangjiakong (otra de las sedes) para garantizar su debida ventilación, desinfección y seguridad.
Tanto las estaciones ferroviarias como los vagones incluirán zonas de aislamiento y estarán divididos para evitar que los pasajeros ordinarios tengan contacto con los participantes de la cita.
China enfrentará posibles casos de Covid-19 durante los juegos con miles de trabajadores de la salud, hospitales y departamentos solo designados para atender situaciones como esas.
No obstante, exhortó a todos los extranjeros aplicarse una tercera dosis de vacunas contra la enfermedad, viajar hacia aquí preferiblemente en vuelos chárteres y realizarse dos pruebas PCR dentro de 96 horas antes de abordar el avión.
Quienes no estén inmunizados, obligatoriamente deberán someterse a 21 días de cuarentena al llegar.
En apoyo a la celebración segura del evento internacional, las autoridades de Beijing cancelarán muchas actividades públicas y llamaron a la población a no viajar durante los feriados por Año Nuevo Lunar, en la primera semana de febrero.
Las competencias invernales convertirán a esta capital en la única urbe del planeta en albergar ambas variantes de la cita bajo los cinco aros, tras ser anfitriona de la versión veraniega de 2008.
El capítulo olímpico transcurrirá del 4 al 20 de febrero, mientras el paralímpico será del 4 al 13 de marzo.
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