La rendición de cuentas estuvo enfocada sobre todo en el crecimiento de la macroeconomía (7,5 por ciento del PIB), el mayor de la región, resaltó, y en la pandemia de la Covid-19, la cual estuvo en el trasfondo del recién finalizado 2021.
Giammattei admitió que fue un año especialmente duro, hasta más que el anterior, cuando la llegada aquí en marzo del coronavirus SARS-Cov-2 dio un vuelco a todas las promesas lanzadas en su toma de posesión solo dos meses antes y muchas aún en pie.
Sin entrar muy a fondo en la crisis hospitalaria que puso en jaque al débil sistema de salud pública heredado, presentó avances como la creación de cinco centros Covid-19 temporales en total y reformas a otros, más bien cosméticas, así como la ampliación de camas para atender el alza acelerada de contagios y muertes hasta octubre último.
En ese sentido trasladó un agradecimiento a todo el personal de salud y de apoyo que se mantuvo en la primera línea de combate a la pandemia y destacó el actual impulso al plan de vacunación después de retrasos por falta de biológicos, y que hoy cubre a mayores de 12 años, pero con cifras aún muy bajas (solo 4,9 millones con esquema completo).
A los congresistas dio sus más sinceras gracias por el incremento de fondos para la alimentación escolar, la cual continuó todo el año, aunque los niños no fueron a clases presenciales, un logro que consideró inédito y distintivo de sus antecesores.
Asimismo, resaltó la ampliación de la cobertura del seguro médico para 1,29 millones de niños de preprimaria y primaria, así como el crecimiento de la matrícula estudiantil.
También externó su gratitud por el apoyo mayoritario a incontables Estados de Calamidad Pública y de Sitio para supuestamente resolver conflictos históricos en territorios y de paso, acallar la protesta ciudadana, según analistas.
Otros temas abordados incluyeron el combate al narcotráfico de conjunto con Estados Unidos, alianzas en seguridad y rechazo al tráfico ilícito de personas, así como la creciente migración de guatemaltecos por falta de oportunidades, según reconoció.
Una de sus principales promesas, la reducción de la desnutrición, tuvo a su juicio avances con la entrega de más de 3,6 millones de kilos de alimentos fortificados en 22 departamentos, aunque esta tarea no es de un año ni de dos, se necesitan 12, advirtió.
También la aprobación del presupuesto para 2022 fue motivo de elogio por parte de Giammattei hacia los diputados, en buena medida fieles a todas sus peticiones de apoyo.
Sin embargo, el entusiasmo del presidente no fue totalmente compartido, pues integrantes del Grupo Parlamentario de Oposición decidieron no oír su discurso por considerar que «su legado es desnutrición, pobreza, desempleo y violencia, total fracaso».
También el legislador Aldo Dávila, muy crítico con las decisiones de Giammattei, indicó que «lo único que ha hecho es hacer que la corrupción sea más grande y la impunidad siga creciendo»; en dos años de gobierno nadie lo quiere de presidente, indicó en un mensaje.
La bancada opositora Semilla, por su parte, posó en las afueras del Legislativo con una manta donde se leía: «20 años de campaña para este fracaso de gobierno» y el bloque legislativo Winaq abandonó asientos luego de la instauración de la nueva Junta Directiva por considerar que su papel allí ya había terminado.
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