El texto, rechazado por la Comisión de Defensa de la Cámara a principios de enero, fue presentado por el diputado Bastien Lachaud, del grupo Francia Insumisa (izquierda) y aprobado desde los escaños de la izquierda y de la derecha, incluidos algunos congresistas de la mayoría gubernamental, pese a que su posición era contraria.
Lachaud, profesor de historia, apeló a “cerrar las heridas de la memoria”, “más de cien años después”, mientras que en nombre del gobierno el secretario de Estado, Adrien Taquet, consideró innecesaria la propuesta señalando los pasos ya dados para mejorar el conocimiento histórico y el apaciguamiento en este tema.
En la misma línea se expresó la diputada del grupo gubernamental (LREM) Sophie Beaudouin-Hubiere, al advertir contra una «interpretación politizada y moderna» de esta página de la historia, señalando que algunos de los fusilados eran «reincidentes en la deserción».
Según el texto aprobado “estos soldados fueron víctimas de una justicia sumaria, instrumento de una política represiva, que no respetó los derechos de la defensa y no tuvo en cuenta el contexto de extrema brutalidad al que fueron sometidos los soldados”.
Anteriores dirigentes de Francia como Nicolas Sarkozy en 2008, o Francois Hollande en 2013, ya mostraron su intención de reintegrar a los fusilados en la memoria nacional, sin embargo la Asamblea Nacional desestimó en varias ocasiones proyectos de ley de la izquierda que abogaban por una rehabilitación colectiva.
El siguiente paso del trámite legislativo será su registro en el Senado, donde igualmente deberá ser debatido.
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