Suscrito por Michael Kimmage, profesor de Historia en la Universidad Católica de América, el informe aborda la amenazante expansión de la alianza hacia las fronteras de Rusia.
En la actualidad, el bloque es un monstruo suelto y holgado de 30 países, que abarca América del Norte, Europa occidental, los países bálticos y Turquía, señaló.
Esta OTAN ampliada oscila entre el ataque y la defensa, habiendo participado militarmente en Serbia, Afganistán y Libia. La mera enormidad de la alianza y la oscuridad de su misión corren el riesgo de involucrarla en una gran guerra europea, advirtió.
En su valoración el académico aseguró que incorporar a Ucrania sería una locura estratégica.
La calidad de teatro del absurdo del apego de Occidente a la política de puertas abiertas es en sí misma insultante para Ucrania (y para Georgia) y con el tiempo generará mala voluntad hacia Washington, aseveró.
Kimmage se refirió a la situación actual, en la que el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, acusó a Estados Unidos de difundir una completa desinformación sobre la supuesta «provocación» de Moscú para invadir Ucrania.
Tanto los ucranianos como los estadounidenses enturbian las aguas e invitan a la distracción al no hablar con franqueza, apuntó y sostuvo que todo el mundo sabe que lo que dicen no se corresponde con la realidad.
Una alianza –indicó- que no puede actuar en su propio interés y que se aferra a supuestos refutados se minará a sí misma desde dentro.
La supervivencia de la OTAN, opinó, exige una reforma, y la finalización de la adhesión a ella, permitiría un enfoque en sintonía con las complejidades de la región, con un orden internacional en el que no reina el modelo occidental y con el revisionismo de la Rusia de (Vladimir) Putin, que no va a desaparecer pronto.
El académico alentó a ganar cualquier centímetro de la diplomacia entre Estados Unidos, Europa y Rusia.
Las probabilidades de que esa diplomacia tenga éxito son pequeñas, pero no darle una oportunidad sería un error imperdonable, acentuó.
gas/lb