Hace unos días el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la ministra de Sanidad, Carolina Darias, deslizaron la idea de que en un futuro no muy lejano el padecimiento debería ser tratado como una endemia al estilo de un foco gripal, gracias, en gran medida, a la exitosa campaña de vacunación en el país ibérico.
Los hechos remarcan este martes que la tendencia a la disminución de la incidencia de la variante Ómicron del coronavirus SARS-CoV-2 es evidente en la mayoría de las comunidades autónomas, salvo en Cataluña, donde persisten cifras altas de contagios.
Aun así, la mayoría de los especialistas cree que a partir de la próxima semana se verá todavía más acentuada la reducción de los casos positivos, sin que ello quiera decir que el padecimiento desaparecerá por completo.
Por un lado, el ritmo de contagios ha sido explosivo en España y ayer se registraron 331 mil 457 expedientes, con lo cual la cifra total desde el inicio de la pandemia supera ahora los 8,4 millones de positivos, con más de 90 mil decesos.
Así y todo, y con tres mil 397 casos por cada 100 mil habitantes en 14 días, los guarismos tienden a bajar.
Ómicron ha provocado, eso sí, que se hayan quintuplicado las reinfecciones en 45 días, según un instituto de salud.
Estamos a las puertas de llegar al pico de la sexta ola y entonces los descensos de casos serán cada vez más significativos, afirmó el epidemiólogo David Suárez Madariaga, de un centro de salud de Madrid.
Otros, empero, apuntan que en realidad España se aproxima a la meseta de los contagios y más bien en febrero será cuando arribe al pico y se manifieste una desaceleración de las infecciones.
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