Durante su tradicional comparecencia de los miércoles ante la Cámara de los Comunes para responder preguntas de los diputados, el gobernante se mostró impasible, incluso después que un legislador de su bancada se pasó a los laboristas y otro le pidió, “en el nombre de Dios”, que se fuera.
Johnson esquivó todas las criticas y cuando una opositora lo conminó a responder si tenía pensado renunciar, dijo simplemente que “no”.
Según el líder conservador, quien reemplazó en julio de 2019 a la dimitente Theresa May y cinco meses después ganó las elecciones generales por amplio margen, habrá que esperar por las conclusiones de una investigación interna que él mismo ordenó sobre las presuntas violaciones de las reglas del confinamiento en Downing Street.
La semana pasada, Johnson admitió que en mayo de 2020 estuvo en una fiesta organizada por su secretario privado en los jardines de la residencia oficial de los primeros ministros británico, y aunque hubo tragos de por medio, dijo que se trató de un encuentro de trabajo.
Las cosas empeoraron dos días después, cuando The Telegraph reveló que los asesores y ayudantes del gobernante estuvieron de fiesta en Downing Street el 16 de abril de 2021, víspera del funeral del esposo de la reina Isabel II, el príncipe Felipe.
A principios de esta semana, el Daily Mirror informó de otro convite ilegal, esta vez en diciembre de 2020, para despedir a un asesor de Defensa a quien Johnson incluso le dedicó un discurso.
Ese mismo periódico afirmó que el personal de la oficina del primer ministro organizaba ese tipo de celebraciones y bebía alcohol de forma rutinaria todos los viernes, a pesar de las medidas vigentes por la pandemia.
Aunque Johnson se mantiene en sus trece y recalcó la víspera que nadie le alertó que la celebración del 20 de mayo de 2020 iba en contra de las reglas vigentes por la Covid-19, su entonces antecesor asesor principal, Dominic Cummings, afirma lo contrario.
Cummings, quien desde que renunció al cargo un año atrás se dedica a destapar secretos de Downing Street, afirmó que está dispuesto a testificar bajo juramente que su antiguo jefe asistió a la mencionada fiesta a sabiendas de que el evento violaba la cuarentena.
Pese a su renuencia a dejar el cargo, si el 15 por ciento de los 360 diputados conservadores informan por escrito al llamado Comité 1922 que no confía en el líder del partido, entonces se convocaría un voto de confianza.
De no lograr el apoyo de la mitad más uno de sus correligionarios en el Parlamento (181 votos) entonces Johnson tendría que renunciar y se abriría un concurso de liderazgo para escoger a su sustituto.
Hasta el momento se desconoce la cantidad de legisladores que han escrito al poderoso comité partidista para dejar constancia escrita de su desconfianza en Johnson.
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