Según los pronósticos, el gobernante conservador enfrentará un barraje de reclamos, no solo de la oposición sino también de su propia bancada, durante la tradicional comparecencia de cada miércoles en la Cámara de los Comunes para responder preguntas de los legisladores.
La semana pasada, Johnson admitió que en mayo de 2020 estuvo en una fiesta organizada por su secretario privado en los jardines de la residencia oficial de los primeros ministros británicos, pero pensó, dijo, que se trataba de un encuentro de trabajo, a pesar de que hubo tragos de por medio.
Las cosas empeoraron dos días después, cuando The Telegraph reveló que los asesores y ayudantes del gobernante estuvieron de fiesta en Downing Street el 16 de abril de 2021, víspera del funeral del esposo de la reina Isabel II, el príncipe Felipe.
A principios de esta semana, el Daily Mirror informó de otro convite ilegal, esta vez en diciembre de 2020, para despedir a un asesor de Defensa al que Johnson incluso le dedicó un discurso.
Ese mismo periódico afirmó que el personal de la oficina del primer ministro organizaba ese tipo de celebraciones y bebía alcohol de forma rutinaria todos los viernes, a pesar de las medidas vigentes por la pandemia.
Aunque Johnson se mantiene en sus trece y recalcó la víspera que nadie le alertó que la celebración del 20 de mayo de 2020 iba en contra de las reglas vigentes por la Covid-19, su entonces antecesor asesor principal, Dominic Cummings, afirma lo contrario.
Cummings, quien desde que renunció al cargo un año atrás se dedica a destapar secretos de Downing Street, incluso anunció su disposición a testificar bajo juramente que su antiguo jefe asistió a la mencionada fiesta a sabiendas de que el evento violaba las restricciones de la cuarentena.
Hasta ahora, Johnson cuenta con el respaldo de su gabinete, pero el número de diputados conservadores que exigen su renuncia crece cada día más, de acuerdo con la cadena Sky News.
Las normas internas del partido establecen que si el 15 por ciento de los miembros de la bancada, en este caso 54 diputados, informan por escrito al llamado Comité 1922 que no confían en el líder de la organización, entonces el caso se llevaría a votación.
De no alcanzar el apoyo del 50 por ciento más uno de los legisladores (181 votos), el primer ministro tendría que dejar el cargo, y dar paso a un concurso de liderazgo para escoger a su sustituto.
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