Tras varios intentos fallidos de recuperar la instalación ubicada en el barrio Ghueran en la ciudad nororiental de Hasakeh, helicópteros norteamericanos dispararon cohetes y abrieron el fuego de sus ametralladoras pesadas contra la prisión, informaron activistas citados por varios medios.
Asimismo, la milicia proestadounidense FDS atacó la cárcel con tanques y artillería, mientras la intensidad de los bombardeos, según confirman las fuentes, muestra que Washington pretende destruir por completo la prisión y exterminar a los reclusos y elementos dentro de la misma.
El Daesh, mediante su agencia Amaq, difundió detalles sobre su ofensiva y señaló que la misma comenzó con la inmolación de dos yihadistas de nacionalidades extranjeras que detonaron dos camiones bombas en las entradas de la prisión.
Precisó que el ataque comenzó desde cuatro ejes y los yihadistas lograron tras tres días de combates liberar a 800 presos.
Según analistas y medios, el ataque del Daesh no es casual sino que se perpetró en cumplimiento de las instrucciones del propio Pentágono para justificar la prolongación de su presencia ilegal en Siria bajo el pretexto del creciente peligro que representa esta agrupación radical.
Los militares norteamericanos y la FDS que opera bajo su mando, convirtieron la escuela Al-Sinaa de educación profesional en una cárcel que alberga a casi cinco mil yihadistas, en su mayoría de nacionalidades extranjeras.
El gobierno de Damasco afirmó en más de una ocasión que la presencia del Pentágono en Siria incentiva la actividad terrorista y separatista, e impiden los esfuerzos encaminados a recuperar la estabilidad en Toda Siria.
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