La administración del presidente Joe Biden informó el martes que trabajan con proveedores de gas y crudo de Oriente Medio, el norte de África y Asia para reforzar los suministros a Europa en las próximas semanas, en un esfuerzo por mitigar una presunta amenaza de que Rusia pueda cortar los envíos de combustible en la escalada del conflicto por Ucrania.
Sin embargo, analistas del tema valoran que está por verse hasta dónde querrán llegar los europeos en el camino de las sanciones. Alemania expresó sus reservas sobre la famosa «opción nuclear» de Washington, es decir, la expulsión de Rusia del sistema de pagos Swift. Sin duda, cualquier interrupción del suministro energético ruso perjudicará a las economías europeas.
Un informe de la publicación en Internet Indianpunchline.com reveló un hecho poco conocido y silenciado en la campaña mediática contra el Kremlin.
Rusia, señaló, vende gas a precios muy bajos a Europa, mientras que cualquier suministro de GNL desde Estados Unidos u otros mercados para compensar el producto ruso supondrá precios exorbitantes que elevarán el costo de la producción industrial.
Por ejemplo, los países de Europa Central dependen de Rusia para el 100 por ciento de sus necesidades energéticas. Alemania tiene una dependencia del 40 por ciento.
Eso supone que el “refuerzo” de Washington, no sea bien visto por sus aliados que temen consecuencias económicas para sus países en caso que Moscú en respuesta a los planes agresivos estadounidenses corte el gas y el petróleo.
Según el diario The New York Times, los aliados europeos se muestran cautelosos en público sobre hasta dónde llegarían en la imposición de sanciones severas a Moscú si invade Ucrania, una acción que la Casa Blanca potencia pese a la negativa rusa.
El Times destacó que la locomotora de la economía europea, Alemania, muestra cautela especialmente tras cerrar muchas de sus centrales nucleares, aumentando su dependencia de las importaciones de gas natural para generar electricidad.
Precisó el diario que Moscú suministra aproximadamente un tercio del gas y el petróleo crudo que importa la Unión Europea, y el año pasado, vendió unos 128 mil millones de metros cúbicos de gas a Europa, según estimaciones de la industria, y aproximadamente un tercio de esa cantidad fluyó a través de un gasoducto que pasa por Ucrania.
Valoraciones de expertos alertan que difícilmente, Washington pueda conseguir que el combustible de otras fuentes fluya hacia Europa a precios que no dañen las economías aliadas.
La idea de que Moscú sufrirá un daño inmediato es irreal, estiman analistas, al valorar ese escenario que presuntamente también afectaría a la economía rusa.
Los rusos tienen enormes reservas, que actualmente alcanzan la cifra récord de 638 mil 200 millones de dólares, la cuarta mayor del mundo, su posición crediticia es buena y son propietarios de gran parte de sus deudas.
Asimismo, no tiene una necesidad crítica de inversores estadounidenses. Rusia no necesita desesperadamente vender su moneda, estimó el examen de Indianpunchline.com.
Sin duda, el escenario es complicado y pese a la campaña mediática impulsada por la CIA y la inteligencia británica para demonizar a Rusia, muchos especialistas esperan que aun exista espacio para la diplomacia y Washington ofrezca las garantías de seguridad que pide el Kremlin, y que se esperan sean divulgadas en lo que resta de semana.
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