Se trata de la convalidación del decreto ley de medidas urgentes para la reforma laboral, con el apoyo del partido centrista Ciudadanos junto a otros minoritarios y la oposición de habituales socios del Ejecutivo como el Nacionalista Vasco y la Esquerra Republicana.
La votación fue mucho más cerrada de lo que se esperaba, 175 votos a favor y 174 en contra, y pese a todo el rifirrafe armado en la clase política, se trata de uno de los compromisos de España con la Comisión Europea para el multimillonario Plan de Recuperación establecido.
Dos diputados de la Unión del Pueblo Navarro ejercieron el sufragio de forma negativa, en contra de lo acordado por su grupo, pero todo indica que un parlamentario del bloque del no, cambió de parecer a última hora.
Al final el Gobierno, la patronal y los sindicatos consiguieron asimismo el objetivo de rechazar la tramitación de la reforma proyecto de ley, lo que habría permitido introducir cambios en su paso por las Cortes.
La que a priori es señalada como artífice de la norma, la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, deploró que la iniciativa más importante de la legislatura, que supondrá dejar atrás el «modelo fracasado del Partido Popular (PP)», se haya diluido en debates que calificó de superficiales, en medio de “las rivalidades partidistas».
Curiosamente, la reforma contó siempre con el visto bueno de la patronal y los sindicatos, con el añadido de que ninguna de las dos partes aceptaría introducir cambios a la propuesta, algo que ciertos políticos intentaron hacer, chocando con el naufragio.
El PP, de derecha, máxima fuerza en la oposición, es uno de sus detractores, visualizando al mismo tiempo el asunto en la figura de Díaz, que es la máxima representación del bloque más izquierdista del Gobierno, Unidas Podemos.
Díaz se convirtió en los últimos meses en una personalidad muy popular y altamente valorada como eventual candidata en las futuras elecciones presidenciales.
Como incansable negociadora, es la principal impulsora de la reforma, una ficha a la cual el PP no quiere dejar crecer.
El secretario general de Comisiones Obreras, Unai Sordo, lamentó este jueves que muchos grupos parlamentarios votaran la convalidación del real decreto de la reforma laboral bajo el criterio de «sus cábalas electoralistas o políticas».
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