De acuerdo con la misiva, buques militares artillados de la Fuerza Naval salvadoreña, identificados como PM-15 y PM-10 incursionaron en varias horas del pasado 4 de febrero en una posición cercana a Punta Cosigüina, perteneciente al departamento de Chinandega.
Al día siguiente, también entraron a aguas jurisdiccionales nicaragüenses el barco militar artillado nombrado como PC-01, a cerca de 29 millas náuticas de ese mismo lugar, y la lancha rápida artillada del tipo Boston Whaler a 31.17 millas náuticas al suroeste.
El canciller calificó de actitud provocadora la violación del espacio marítimo, la posesión de armamentos durante esas expediciones, la detención de la marcha de las embarcaciones por varias horas en la zona indicada y la respuesta aportada a los guardacostas.
Las unidades de superficie de la Fuerza Naval del Ejército de Nicaragua cuestionaron a los buques salvadoreños sobre su presencia en esa área y la nave designada como PM-10 refutó primero que “eran aguas en disputa” y luego las consideró parte de su territorio.
El titular, a nombre del gobierno del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), rechazó enérgicamente esa transgresión a su autodeterminación y reafirmó la posición de respeto de su país al derecho internacional y las decisiones de la Corte Internacional de Justicia.
Esos dictámenes aluden, especialmente, a la definición de los límites, tanto en el Mar Caribe como en el Océano Pacífico, por tanto, “las acciones que adopte Nicaragua siempre serán y han sido en resguardo de su soberanía e integridad territorial”.
Por último, reiteró el llamado a El Salvador a retomar los esfuerzos de mantener los escenarios marítimos en el golfo de Fonseca y en el Océano Pacífico, como zonas de paz, desarrollo sostenible y seguridad, aspecto reconocido ya por Honduras.
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