Johnson, quien el fin de semana nombró a los sustitutos de los cinco ayudantes y asesores que renunciaron a raíz del escándalo, designó este martes al líder conservador de la Cámara de los Comunes, Jacob Rees Mogg, como titular de la flamante secretaría para las Oportunidades del Brexit y la Eficiencia Gubernamental.
Aunque para algunos el nuevo cargo representa una democión para Rees Mogg por no haber sabido controlar las críticas contra el primer ministro dentro de su propia bancada, lo cierto es que el experimentado político es un “leaver” – como denominan a quienes votaron por la ruptura con la Unión Europea – a carta cabal.
El gobernante hizo otros ajustes y movimientos dentro del gabinete para calmar la ira de sus detractores, pero sin afectar a los ministros de las carteras principales.
Johnson se enfrenta la peor crisis de su mandato tras revelarse que tanto él como sus ayudantes hacían reuniones sociales y cumpleaños en la residencia oficial cuando el país estaba bajo un confinamiento estricto por la Covid-19.
El lunes pasado, Johnson pidió perdón en el Parlamento después que una investigación interna confirmó la celebración de al menos una docena de fiestas, pero se rehusó a presentar su renuncia.
El reporte elaborado por la funcionaria pública Sue Gray concluyó que en los eventos celebrados en 2020 y 2021 en Downing Street hubo graves fallas de liderazgo y de juicio.
La Policía Metropolitana también inició una investigación independiente para determinar si se violaron las regulaciones sanitarias vigentes, lo que podría suponer multas de hasta 10 mil libras esterlinas (alrededor de 13 mil dólares) para los infractores. Según las reglas del Partido Conservador, si 54 de los 360 miembros de la bancada informan por escrito al llamado Comité 1922 que ya no confían en el primer ministro, entonces se convocaría a un voto de confianza.
De no conseguir la mitad más uno de los votos, Johnson tendría que dimitir y se abriría un concurso de liderazgo interno para escoger un sustituto.
Hasta el momento se desconoce la cantidad de cartas de censura enviadas al comité, pero la prensa británica especula que el “número mágico” podría alcanzarse en los próximos días.
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