Los inventarios de crudo bajaron en 4,7 millones de barriles del 31 de enero al 4 de febrero, para establecerse en 410,4 millones, aunque se pronosticó un alza de 1,5 millones de barriles.
Las reservas comerciales estadounidenses de este producto son ahora un 11 por ciento inferiores a la media de los cinco últimos años en el mismo periodo, y cayeron al nivel más bajo desde 2018.
También cedieron las existencias de gasolina en 1,6 millones de barriles, hasta cerrar la semana con 248,4 millones de barriles. Fue otra cifra inesperada, pues se calculó un aumento de 1,69 millones de barriles.
En paralelo, las reservas de destilados -incluyen gasóleo y gasóleo de calefacción- cayeron en 929 mil barriles hasta llegar a 121,8 millones de barriles, frente a expectativas de un declive de 1,7 millones de barriles.
Según analistas, este retroceso puede ser consecuencia de una baja de las importaciones y un alza en las exportaciones. Las importaciones netas de crudo de ese país cedieron en 1,42 millones de barriles diarios.
Además, se produjo una aceleración de la demanda estadounidense que, por ejemplo, en el caso de la gasolina repuntó cerca del 11 por ciento en una semana y es un 16 por ciento mayor a su nivel de hace un año.
El reporte muestra un alza de la producción de petróleo en esa nación hasta los 11,6 millones de barriles por día, contra 11,5 de la semana previa. Sin embargo, permanece muy por debajo de los niveles previos a la pandemia.
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