El pasado martes, miles de ciudadanos llegaron de todo el país hacia la capital, exigiendo el fin de las medidas de inmunización obligatoria contra el SARS-CoV2, el confinamiento y el uso de la mascarilla.
Sin embargo, este miércoles solo quedaban unos pocos cientos, a pesar del llamado de los manifestantes en las redes sociales para que la multitud «mantenga la línea».
Casi todos los protestantes eliminaron el uso del nasobuco y pretenden acampar junto al cónclave hasta que las autoridades no rebajen las restricciones impuestas por el coronavirus.
La primera ministra, Jacinda Ardern, afirmó que no tiene intención de enfrentarse a los participantes, y ratificó el apoyo de la mayoría de los neozelandeses al programa de vacunación del gobierno.
El 77 por ciento de la población neozelandesa está inmunizada, pero la cifra de contagios por la variante Ómicron alcanza actualmente los 200 casos diarios.
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