Según informaron los ministerios de Defensa de ambos países, durante los ejercicios las tropas conjuntas practicarán el enfrentamiento y rechazo de una supuesta agresión externa, la lucha antiterrorista y la defensa de los intereses de las dos naciones aliadas.
Las prácticas fueron precedidas por una primera fase de pruebas, de finales de enero hasta el 9 de febrero, en la que los países reubicaron sus fuerzas, formaron grupos de tropas en áreas determinadas, custodiaron importantes instalaciones civiles y militares y protegieron las fronteras aéreas.
El viceministro belaruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Aléinik, subrayó la víspera que las tropas de cada país volverán a las sedes de sus respectivas unidades después de los entrenamientos, en respuesta a especulaciones sobre el posible estacionamiento de tropas rusas en este país.
“Los ciudadanos de los Estados europeos continúan asustándose por cada ejercicio conjunto belaruso-ruso, olvidando de forma deliberada que después de cada entrenamiento todas las tropas regresan a sus puntos de despliegue permanente”, apuntó.
Antes, el jefe del departamento de cooperación militar internacional del Ministerio de Defensa de Belarús, Oleg Vóinov, señaló que las maniobras ocurren en el contexto del agravamiento de la situación político-militar en el mundo y el continuo crecimiento de la tensión en Europa, incluso en las fronteras occidental y meridional del país.
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