Perdió de forma desastrosa en Vietnam, Afganistán e Iraq, así como en su denominada Guerra Global contra el Terror, señaló el material de opinión que aparece en la revista The Nation.
La confrontación bélica de Estados Unidos en Vietnam se libró durante la Guerra Fría en el contexto de lo que entonces se conocía como la teoría del dominó y la idea de «contener» al comunismo, recordó.
Mientras, Iraq y Afganistán formaron parte de la Guerra Global contra el Terror, un acontecimiento posterior en el cual el «terrorismo islámico radical» se convirtió en el sustituto del comunismo, dijo.
Ambos casos deberían tratarse como una sola vertiente de la historia, una guerra de 60 años, advirtió el articulista, quien sostuvo que varias cosas definen este periodo, entre ellas, el enorme lucro del complejo militar-industrial y las incesantes mentiras.
El Gobierno estadounidense se escudó en las pruebas de los Papeles del Pentágono en el caso de Vietnam, las armas de destrucción masiva desaparecidas en la invasión de Iraq y los recientes papeles de la guerra de Afganistán, apuntó.
Además, las derrotas ocurrieron «sin rendición de cuentas, en las que destacados funcionarios del gobierno o del ejército fueran responsabilizados», enfatizó.
Todos esos trillones de dólares consumidos en conflictos despilfarradores fomentaron el pesimismo en los estadounidenses.
La mayoría de los ciudadanos simplemente dan por sentado que la guerra o las amenazas de guerra, definieron no solo nuestro pasado inmediato, sino que también delinearán el futuro, acotó.
El presidente James Madison (1809-1817) dijo que ninguna nación puede proteger sus libertades en medio de una guerra constante, y los acontecimientos le han dado la razón.
«En la América del siglo XXI, la guerra y los interminables preparativos para ella no cesan», puntualizó al calificar de ironía que mientras en el país afirman que la hacen para difundir la democracia, esta se marchita en casa.
Actualmente -alertó- los líderes de Estados Unidos, sin importar el partido, parecen favorecer una nueva guerra fría contra China y Rusia.
La promoción de la guerra puede haber funcionado bien para el complejo militar-industrial cuando el enemigo estaba a miles de kilómetros de distancia sin capacidad de golpear «la patria».
Pero si se produce una guerra con China o Rusia (o ambas), no será larga y cuenten con una cosa: los líderes de Estados Unidos, corporativos, militares y políticos, no podrán encogerse de hombros ante las pérdidas mirando los balances positivos y los márgenes de beneficio de las fábricas de armas, concluyó.
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