Lo que parecía una bola de nieve en picada y franco crecimiento, terminó por explotar en las últimas 48 horas a raíz de revelaciones que empañan el prestigio de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, quien había ganado peso en la formación, al punto de ser valorada para grandes cosas en el futuro.
Díaz Ayuso ha escalado posiciones y ciertos sectores dentro de la propia organización de derecha, principal fuerza de oposición española, la miran como eventual aspirante presidencial, en detrimento de Casado.
En esa línea, la diputada Cayetana Álvarez de Toledo pidió la víspera la renuncia del presidente del PP por la crisis abierta entre la dirección nacional y Díaz Ayuso.
Al presentar su controversial libro «Políticamente indeseable» en Sevilla, Álvarez de Toledo afirmó que los sucesos marcan «la mayor crisis, desde luego la más absurda e inaudita en la historia del Partido Popular».
Esta crisis solo tiene un responsable y no es casualidad que todavía no haya comparecido, lo que demuestra su desesperante debilidad (de Pablo Casado).
Sin embargo, las luchas intestinas de la agrupación abrieron grietas todavía más profundas, entre los que blindaron a Casado, de momento en mayoría, los dubitativos y quienes se posicionaron a favor de la jefa del Gobierno de Madrid.
El asunto gira en torno a las sospechas de la concesión de contratos en beneficio del hermano de Díaz Ayuso, con ciertas irregularidades que provocaron acciones de la dirección nacional del PP exigiendo explicaciones.
Precisamente desde las oficinas centrales del PP en la calle Génova de esta capital, se sostiene que toda la dirigencia de la organización conocía de las sospechas en el caso del hermano de la jefa de la Comunidad de Madrid.
Sin embargo, pesos pesados del partido como los presidentes de la Junta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo y de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, solicitaron explicaciones tras filtrarse ayer la información sobre un presunto espionaje a Díaz Ayuso a través del Ayuntamiento de Madrid.
Díaz Ayuso reaccionó con dureza y no tuvo pelos en la lengua para contratacar, al señalar a la dirección nacional del PP por fabricar presuntos actos de corrupción contra ella sin pruebas.
«No puede haber algo más grave que acusar a alguien de la propia casa, con responsabilidades de gobierno, de corrupción y hacerlo sin pruebas metiendo por medio a mi familia que nada tiene que ver. La familia es lo más importante que tenemos», remarcó ante la prensa local en la Real Casa de Correos.
Entre los temas en el candelero, aparece el supuesto de que se pidió a un despacho de detectives investigar al hermano de la titular madrileña para intentar acreditar su mediación en un contrato público.
De manera todavía más vertical, profundizando las escisiones dentro de su propio partido, Díaz Ayuso aseguró que “las declaraciones que durante toda la mañana están publicando los medios y que provienen del entorno de Pablo Casado y que él no desmiente, son lo peor que se puede esperar de los políticos y, además, lo hace desde el anonimato”.
Para calentar más el ambiente en el contexto de un débil invierno, el secretario general del PP, Teodoro García Egea, rechazó tajantemente las palabras de la presidenta madrileña y anunció que se abrirá un expediente informativo por las acusaciones gravísimas, “casi delictivas”, esgrimidas por Ayuso.
«En septiembre del año pasado, el Partido Popular recibió información de un supuesto cobro en beneficio del entorno de Isabel Díaz Ayuso (…), declaró García Egea.
Mencionó una reunión en septiembre en la cual Casado le comunicó a Ayuso «desde la absoluta confianza en la honorabilidad de las personas», la situación.
Más tarde, el 20 de octubre, Egea emplazó a la titular de Madrid a aportar más información para esclarecer el contrato de su entorno, siguiendo el protocolo de buenas prácticas del partido. “Hasta el día de hoy ha sido en vano, no hemos recibido ninguna aclaración», acotó.
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