Si bien París no se aparta del discurso de Washington, que acusa a Rusia de una inminente invasión a su vecino y amenaza con aislarla del sistema financiero internacional, en la práctica, el presidente Emmanuel Macron está en la primera línea, junto a su par ruso, Vladimir Putin, de las gestiones para una desescalada.
No resulta difícil comprender que más allá de la alegada postura unificada de occidente de cara a la crisis, y de la tradicional subordinación de la Unión Europea (UE) a políticas dictadas desde la Casa Blanca, la visión que tiene Estados Unidos no es la misma que la de potencias como Francia o Alemania.
Las diferencias proceden de cuestiones históricas: Europa sabe muy bien lo que es sufrir un devastador conflicto, y la tragedia de las dos guerras mundiales continúa presente en su memoria colectiva.
Pero también de asuntos actuales, pues en la UE no están tan interesados como en Washington en desviar la atención de la opinión pública de los problemas domésticos.
Los presidentes Macron y Putin dialogaron hoy por quinta vez en los últimos días, y las versiones emitidas sobre el diálogo telefónico de una hora y 45 minutos por las partes ratifican que sí hay una puerta abierta para reducir las tensiones.
Según el Palacio del Elíseo, el jefe del Kremlin reiteró a su interlocutor la intención de retirar las tropas de Belarús al finalizar los ejercicios militares en curso.
Sin embargo, este domingo el secretario norteamericano de Estado, Antony Blinken, dijo a la cadena CNN que la presencia de unidades rusas en Belarús subraya la proximidad del ataque.
“Todo indica que Rusia está a punto de invadir Ucrania. Putin está siguiendo el guión al pie de la letra”, estimó en un discurso tan repetido como la insistencia de Moscú en que no quiere una guerra, solo garantías de seguridad ante el cerco de la OTAN a sus fronteras europeas.
Voces dentro de los propios Estados Unidos, entre ellas la de la excongresista demócrata Tulsi Gabbard consideran que la crisis desatada puede fácilmente frenarse, y pudo evitarse.
Para la veterana de guerra, pareciera que el presidente Joe Biden y la OTAN estimulan el conflicto, en aras de justificar duras sanciones contra Moscú y crear una nueva y lucrativa guerra fría.
Resulta muy poco probable que Ucrania sea alguna vez aceptada en la OTAN, entonces por qué no decir lo que ya es una realidad, sentenció Gabbard.
En medio de este escenario, en Europa prosiguen las gestiones, y después de hablar con Putin, Macron llamó al mandatario ucraniano Volodymyr Zelensky, con quién había conversado ayer.
De acuerdo con el gobierno francés, los esfuerzos continuarán en las próximas horas, y Macron dialogará con Biden y con el canciller alemán, Olaf Scholz, mientras el ministro de Asuntos Exteriores Jean-Yves Le Drian y su homólogo ruso, Serguei Lavrov, conversarán mañana.
El tiempo dirá, pero una guerra en el este europeo, aunque sea convencional, no es interés de nadie en la región, donde no puede tratarse el tema de la paz y la seguridad colectivas sin tener en cuenta las preocupaciones de seguridad de Rusia, por mucho que Washington pretenda borrarlas de la ecuación.
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