Cinco días después de estallar el escándalo acerca del presunto tráfico de influencias de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, junto con un hipotético espionaje a su entorno, el panorama no ha cambiado mucho.
Aferrado al poder pese a una notable pérdida de influencia, el líder del PP, Pablo Casado, ha intentado maniobras de diversas formas, ayer con un Consejo de Dirección del partido, el llamado a una Junta Directiva Nacional la próxima semana, y ahora a la convocatoria de los llamados “barones”.
En este camino por la cornisa de Casado, a priori parece que le resta poco margen para recomponer la organización sin daños colaterales, como afirmaron distintas personalidades de la izquierda en el poder.
La cita para este miércoles a los ‘barones’ territoriales del PP, es tal vez la alternativa in extremis de recabar apoyos y anunciar en unos días la fecha de un congreso extraordinario en el cual, a todas luces, no será posible la continuidad del actual presidente de la agrupación.
Mientras siguen sonando los tambores de guerra al interior del PP, una de sus figuras, el alcalde de Madrid José Luis Martínez Almeida, busca restañar heridas y, muy especialmente, protegerse tras cuestionamientos a sus silencios o tímidos pronunciamientos.
Al tal punto, que Martínez Almeida subrayó en una comparecencia la víspera que su compromiso con los madrileños está “muy por encima” de su partido. De nuevo eludió referirse al caso Díaz Ayuso y la compra por su hermano de mascarillas sanitarias con una jugosa comisión.
Justificó su silencio para “no dar ningún mensaje equívoco» a la ciudadanía y prometió que «llegaremos hasta el final» sobre las supuestas labores de espionaje a Díaz Ayuso, eventualmente ordenadas desde la Alcaldía de la capital española.
El escenario más visualizado por los analistas locales es que el futuro congreso extraordinario sirva para que finalmente Casado dé un paso al costado, y tome las riendas del PP Alberto Núñez Feijoo, actual presidente de la Xunta de Galicia.
jha/ft